1 Pedro 5:8
“Sed sobrios, y velad; porque
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a
quien devorar”.
Una mañana de otoño, antes del
amanecer, iba en mi automóvil a trabajar. De pronto, me sobresaltó un destello
pardo frente a las luces delanteras, seguido del ruido de algo que golpeó
contra el capó. ¡Había rozado un ciervo a unos 110 km (70 millas ) por hora! Fue
solo un golpe de refilón, y el coche no se dañó (tampoco el ciervo, hasta donde
pude observar), pero sin duda, me impresionó. Como de costumbre, conducía en
«piloto automático» por el conocido camino a la oficina, pero la conmoción del
incidente hizo que prestara más atención. Seguí más alerta y tratando de calmar
los acelerados latidos de mi corazón. Fue un servicio de despertador sumamente
desagradable.
El apóstol Pedro nos ofrece una
clase diferente de advertencia; bastante desagradable, pero necesaria. Nos
alerta sobre una batalla espiritual que libramos contra un enemigo poderoso.
Advierte: «Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1 Pedro 5:8). ¡Nos llama a
despertarnos, a ver el peligro y a estar preparados para sus ataques!
Solo al tomar conciencia del
peligro que enfrentamos cada día, buscaremos intencionalmente la ayuda
necesaria. Y solamente si estamos alertas, nos apoyaremos en la fortaleza de
nuestro Señor, el cual es más fuerte que nuestro enemigo espiritual.
La
vida cristiana es un campo de batalla.
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LEA: 1 Pedro 5:1-9
Biblia en un año: Juan 1–3
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario
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