Jeremías 2:4-8
“Oíd la palabra del Señor, casa
de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. Así dijo el Señor: ¿Qué
maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras
la vanidad y se hicieron vanos? Y no dijeron: ¿Dónde está el Señor, que nos
hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una
tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una
tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre? Y os introduje en
tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y
contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad. Los sacerdotes no
dijeron: ¿Dónde está el Señor? y los que tenían la ley no me conocieron; y los
pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal,
y anduvieron tras lo que no aprovecha”.
En este pasaje, Dios lamenta la
actitud del pueblo de Israel a los que él bendijo tan abundantemente. Empezando
con la liberación de la esclavitud en Egipto, donde por muchos años sufrieron y
clamaron a Dios. Después los condujo por el desierto donde los protegió, los
alimentó, los mantuvo saludables y suplió todas sus necesidades durante
cuarenta años hasta llevarlos a una tierra de abundancia, para que comiesen “su
fruto y su bien”. ¿Y como respondió aquel pueblo rebelde y malagradecido? Se
alejaron de Dios y “se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos”, dice el
Señor. Contaminaron la tierra buena e hicieron abominable su heredad. Y aún los
sacerdotes los pastores y los profetas se rebelaron contra Dios y se inclinaron
ante dioses falsos y “anduvieron tras lo que no aprovecha”.
Bien pudieran estas palabras
estar dirigidas a la generación actual. Es muy común ver personas que le dan la
espalda a Dios, y se alejan de él, y se van en busca de cosas que no pueden
llenar el vacío que queda sin la presencia de Dios. En el hombre hay un vacío
que sólo puede ser llenado por Dios. El ser humano fue creado para adorar a
Dios. Cuando una persona se aleja del Señor, experimenta un vacío que intenta
llenar de alguna manera e inevitablemente recurre a un sustituto de Dios. Puede
ser el trabajo, los deportes, el arte, o quizás las drogas, el alcohol, el
sexo, la televisión o incluso otra persona. Joseph Goebbels, Ministro de
Propaganda en la Alemania
Nazi , menospreció la enseñanza cristiana en la que fue
educado y se convirtió en uno de los más fieros defensores de la ideología
nazi. En una ocasión declaró: “No importa lo que creamos con tal de que creamos
en algo”. Para Goebbels ese “algo” fue nada menos que el dictador y asesino
Adolfo Hitler. Cuando Hitler finalmente cayó derrotado, Goebbels mató a su
familia y después se mató él mismo.
Dios declara en Jeremías 2:11:
“Mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha”. Es inconcebible como
una persona puede estar disfrutando de la presencia de Dios, de su paz, de su
gozo, de sus bendiciones, y que decida alejarse de esa preciosa fuente de
felicidad, y dirigir sus pasos hacia la orilla opuesta donde la desgracia y la
infelicidad esperan. No tiene sentido, pero lamentablemente sucede con mucha
frecuencia. La semilla de pecado y rebeldía que traemos dentro de nosotros nos
hace tomar estas decisiones tan absurdas.
Continúa diciendo el Señor a
través del profeta Jeremías: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a
mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no
retienen agua.” (v.13). El primer mal es dejar a Dios, el segundo mal es
reemplazarlo con algo que, inevitablemente, traerá malas consecuencias.
Abandonar a Dios significa cambiar la felicidad verdadera por algo que, en
principio puede parecer muy atractivo, pero que siempre terminará en desdicha y
tristeza.
Busca cada día de tu vida una
relación íntima con Dios, lee la
Biblia , medita, ora. No te alejes del Señor. Rechaza toda
tentación que te impulse a ello y más bien acércate a la fuente de agua viva.
No cambies Su gloria por algo que te traerá desgracia y sufrimiento.
ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me ayudes a acercarme más a ti cada día en busca
de tu amor y tu misericordia. Ayúdame a rechazar toda tentación de alejarme de
tu presencia, sabiendo que solamente en ti puedo encontrar una vida llena de
paz y esperanza. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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