Salmo 92:1-2
“Bueno es alabarte, oh Señor, y
cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. Anunciar por la mañana tu misericordia,
y tu fidelidad cada noche”.
Este pasaje nos exhorta a alabar
a Dios. Dice que es bueno alabarle, y cantarle, y declarar su misericordia y su
fidelidad en la mañana y en la noche. Es un modelo bíblico orar al comenzar el
día, alabando al Señor y dando gracias por sus misericordias que son “nuevas cada
mañana” (Lamentaciones 3:23), y buscando protección y dirección para ese día; y
por la noche darle gracias a Dios de corazón por su cuidado y su provisión
durante el día. Debes hacer de esto un hábito en tu vida, cualesquiera sean las
circunstancias que te rodean. Cuando Dios permite pruebas en tu vida y tú le
das gracias por sus propósitos, a pesar de no entenderlos, tú le estás diciendo
al Señor que confías en él y en los resultados de la prueba.
Sin embargo, este es uno de los
desafíos más grandes que un cristiano encuentra en su vida. Nuestra naturaleza
carnal sólo siente agradecimiento por los beneficios que recibe, en el momento
que los recibe. Esta característica se ha transmitido entre los seres humanos
desde el principio, cuando Adán y Eva pecaron, precisamente por no ser
agradecidos a Dios. Se olvidaron de todas las bendiciones físicas, materiales y
espirituales que habían recibido y, por pensar primeramente en ellos mismos,
desobedecieron y cayeron en pecado. Como consecuencia fueron echados del huerto
del Edén.
Debemos mantener un corazón
genuinamente agradecido y que sinceramente alabe a Dios, sobretodo en medio de
los afanes y las dificultades. Hay ocasiones en las que resulta prácticamente
imposible ver algo positivo, mucho menos encontrar una razón para dar gracias,
especialmente cuando la enfermedad, problemas en el matrimonio, la pérdida del
trabajo o cualquier otra situación negativa se presenta ante tu vida. Sin
embargo, 1 Tesalonicenses 5:18 dice: “Dad gracias en todo, porque esta es la
voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Es decir, la voluntad de
Dios es que demos gracias en todo. Pero, ¿cómo puede esperarse que seamos
agradecidos mientras estamos sufriendo?
En primer lugar, debemos recordar
que Dios está en control, él lo sabe todo y tiene poder sobre todo. Si él ha
permitido adversidad en tu vida es por alguna razón, y a la corta o a la larga,
el resultado será para tu beneficio, si pones en el Señor tu confianza y tu
amor. Dice Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
Además, si miramos a nuestro alrededor siempre encontraremos algo por lo cual
dar gracias a Dios, si mantenemos una actitud positiva. De lo contrario, sólo
seremos capaces de ver lo negativo. ¡Cuántas personas hay que tienen muy pocas
posesiones, o incluso su salud no es buena, y sin embargo son felices, y
siempre están sonriendo, porque tienen un corazón agradecido capaz de reconocer
las bendiciones del Señor y darle gracias!
A Dios le agrada esta actitud, y
siempre la recompensa. Vemos, por ejemplo, en Lucas capitulo 17 que Jesús sanó
a diez leprosos pero sólo uno regresó y se postró ante él para darle las
gracias. Entonces Jesús le dijo: “Levántate, vete; tu fe te ha salvado” (Lucas
17:19). No sólo fue aquel hombre sanado de su enfermedad, sino que su sentido
del agradecimiento le llevó a recibir del Señor el regalo más precioso que un
ser humano pueda recibir: la salvación de su alma. Los otros nueve, sin embargo
no recibieron esta maravillosa bendición.
Es necesario que mantengamos una
íntima comunión con nuestro Padre celestial de manera que su Santo Espíritu
produzca en nosotros esa paz de Dios que nos capacita para ser agradecidos en
cualquier circunstancia, por fe en nuestro Señor. Como dice Colosenses 3:15: “Y
la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis
llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos”.
ORACIÓN:
Padre santo, te pido perdón por mi ingratitud hacia ti. Ayúdame a
reconocer todas las bendiciones que diariamente recibo y capacítame para ser
agradecido aún en momentos en que las cosas no estén marchando bien, sabiendo
que tus planes son siempre buenos y que ellos se llevarán a cabo en mi vida.
Gracias, Señor. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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