Rut 4:17
“…Le ha nacido un hijo a Noemí; y
lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David”.
En los tiempos bíblicos, las
viudas solían vivir en la pobreza. Rut y su suegra Noemí enfrentaron esa
situación después de la muerte de sus respectivos esposos. Pero Dios tenía un
plan para brindarles seguridad, que además, incluía a Rut como parte vital de
un diseño mucho más importante.
Booz, un acaudalado
terrateniente, conocía y admiraba a esta mujer (Rut 2:5-12), pero una noche, se
sorprendió cuando, al despertarse, la vio acostada junto a sus pies (3:8). Rut
le pidió que extendiera su manto sobre ella para indicar que por ser un
familiar cercano, estaba dispuesto a ser su «pariente que [la podía] redimir»
(v.9). No solo le pedía protección, sino que se casara con ella. Y él estuvo de
acuerdo (vv. 11-13; 4:13).
¡Qué lejos de ser una típica
historia romántica! Sin embargo, ¡la decisión de Rut de seguir las
instrucciones de Noemí (3:3-6) desencadenaron una serie de acontecimientos que
la incluyeron en el plan divino de redención! De aquel matrimonio nació un
hijo, Obed, el futuro abuelo del rey David (4:17). Después de varias
generaciones, José nació de aquel linaje y se convirtió en el «padre legal» del
hijo de María (Mateo 1:16-17; Lucas 2:4-5): Jesús, nuestro Pariente Redentor.
Rut confió en Dios y obedeció las
indicaciones de Noemí, aunque desconocía el desenlace. Nosotros también podemos
confiar en que el Señor se ocupará de nosotros cuando la vida sea incierta.
El
temor obstaculiza la fe, pero la confianza genera tranquilidad.
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LEA: Rut 3:1-11
Biblia en un año: Juan 14–17
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario
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