Efesios 5:18-21
“….antes bien sed llenos del
Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos
espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre
gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos
los unos a los otros, Someteos unos a otros en el temor de Dios”.
El lugar más fácil para mostrar
la espiritualidad es ante el público, pero el más difícil es el hogar. Las
relaciones en el hogar son íntimas y continuas, en tanto que las actividades e
impresiones hechas en público son intermitentes y casuales. Esta advertencia
axiomática es necesaria especialmente para los obreros cristianos quienes con
demasiada frecuencia pueden hacer gala de su espiritualidad profesional en
público y en muchos casos viven una vida carnal en su hogar. De nuevo decimos
que el pasaje de Efesios 5:18-21, referente a ser llenos del Espíritu lo que
aporta la base bíblica para esta característica de espiritualidad. El mandato
de ser llenos del Espíritu (v. 18) va seguido en el griego de cuatro frases
coordinadas, cada una de las cuales comienza con un participio. Juntamente
constituyen los resultados o las características de una vida llena del
Espíritu. Los cuatro principios son traducidos por hablando, cantando (v. 19),
dando gracias (v. 20) y someteos (v. 21). El último no es solamente la
conclusión de los versículos 18
a 21, sino también la frase tópica de lo que sigue,
comenzando en el versículo 22. En otras palabras, la sumisión que es evidencia
del ser llenos del Espíritu se verá en las relaciones del hogar de una manera
más vívida. La palabra “someter” significa colocarse uno en un rango
subordinado. Esto significa algo diferente para el marido y la mujer en el
hogar, pero ambos han de someterse el uno al otro y no solamente la mujer al
marido como se acostumbra a pensar. Para el marido supone al menos tres cosas:
1) El ha de dirigir, porque es cabeza de la mujer (v. 23). Esto
no le convierte en dictador sino en guía responsable de la familia que no
solamente tiene el privilegio de tomar las decisiones finales, sino que ha de
ser responsable de ellas también.
2) Ha de amar a su esposa (v. 25). El hombre necesita esta
advertencia porque por naturaleza es menos inclinado a demostrar amor, si no es
menos amoroso que la mujer.
3) Ha de sustentar y cuidar a la esposa (v. 29). La palabra
traducida “sustenta” significa llevar a la madurez y se emplea en el Nuevo
Testamento sólo en este versículo y en 6:4. La palabra “cuida” significa
fomentar o cuidar con ternura y se emplea aquí y en 1 Tesalonicenses 2:7
solamente. Lo que quiere decir, sencillamente, es que el marido es responsable
en última instancia de llevar a la madurez espiritual a su esposa y a la
familia.
Desafortunadamente, hoy ocurre
sencillamente lo contrario en muchos hogares. Frecuentemente es la mujer la que
tiene mayor intuición espiritual y se ve obligada, por decirlo así, a llevar
consigo al marido. Los dos deberían estar vivos espiritualmente, y es
responsabilidad del marido asumir la dirección en este asunto tan importante.
La mujer espiritual estará sujeta a la dirección de su marido (vv. 22, 24). En
otras palabras, no se interpondrá en la ejecución del liderazgo de su marido en
la familia. No significa, sin embargo, que la mujer no haya de tener voz porque
el marido hará de pieza presidencial sobre los miembros de la familia (esta
palabra se usa en 1 Ti. 3:4). Desde luego, nadie puede producir la
espiritualidad en otra persona, pero es responsabilidad seria del marido tomar
la iniciativa en la familia y llevar la dirección en la vida espiritual de
ella. De esta forma la espiritualidad de un individuo se verá en la manera de
llevar sus propias responsabilidades en la familia.
“Gracia y Paz”
Vida y Familia
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