2 Corintios 7:8-10
“Porque aunque os contristé con
la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta,
aunque por algún tiempo, os contristó. Ahora me gozo, no porque hayáis sido
contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque
habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por
nuestra parte. Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento
para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo
produce muerte”.
Porque deseamos ser más como
Jesús, tomamos resoluciones, y tratamos de comportarnos de manera diferente.
Sin embargo, a pesar de nuestros mejores esfuerzos para complacer a Dios,
caemos de nuevo en los hábitos viejos. Frustrados, podemos preguntarle: “¿Por
qué no puedo cambiar?” Es porque vencer las actitudes y las conductas
pecaminosas, comienza con un arrepentimiento verdadero, lo cual tiene tres
aspectos.
Convicción.
El Espíritu Santo nos revelará las áreas en las que hemos pecado, y nos acusará
de pecado. El arrepentimiento comienza con comprender en qué cosa nos hemos
descarriado.
Contrición.
La tristeza genuina surge del conocimiento de que hemos pecado contra Él. La
infelicidad humana tiene su origen, con frecuencia, en ser sorprendidos
haciendo lo malo. Otras veces, nos sentimos desdichados debido a dónde nos han
llevado nuestras decisiones, o por la vergüenza de lo que dirán los demás. La
contrición verdadera es seguida por la confesión humilde.
Compromiso
de actuar. El arrepentimiento verdadero es total cuando nos
comprometemos de todo corazón a apartarnos de nuestra vieja conducta, y tratar
de hacer lo bueno. Dios sabe que no viviremos perfectamente; lo que Él busca es
un corazón rendido que quiera obedecerlo.
Pablo utilizó palabras fuertes
cuando habló de apartarnos de la iniquidad: “Haced morir todo lo que es propio
de la naturaleza terrenal” (Col 3.5 NVI). ¿Está arrepentido de verdad, y
comprometido a dejar ese pecado de forma permanente? El Espíritu Santo le dará
el poder para cambiar.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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