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jueves, 31 de mayo de 2012


LA BUENA BATALLA

Será más fácil batallar, si entendemos de manera correcta por qué Pablo le llama: LA BUENA BATALLA.

Primero: es una buena batalla porque el enemigo de nuestro gozo es malvado. El enemigo es la incredulidad, y las fuerzas satánicas que hay detrás de ella y los pecados que vienen con ella. Cuando nosotros nos preparamos para combatir las fuerzas que tratan de hacer que nos deleitemos en nosotros mismos o en nuestros logros, o en nuestras posesiones más que en Dios, nosotros nos oponemos a un enemigo muy malvado. Por lo tanto, es una buena batalla.

Segundo: es una buena batalla porque no somos abandonados a nuestra propia fuerza en la batalla. Si así fuera, como dice Martin Lutero: “Nuestros esfuerzos estarían perdidos”. En otras palabras, cuando un hijo de Dios lucha por el gozo en Dios, el mismo Dios es el que está detrás de esa batalla, dándonos la determinación y el poder para derrotar al enemigo (Fil. 2:12-13). No somos abandonados a nuestra suerte para sostener el gozo de la fe. Dios pelea por nosotros y en nosotros. Por lo tanto, la batalla de la fe es una buena batalla.

Tercero: es una buena batalla porque no es una lucha para llevar una carga, sino una lucha para permitir que alguien lleve una carga por nosotros. La vida de gozo en Dios no es una vida cargada de peso. Es una vida aligerada. La batalla por el gozo es la batalla de confiar en Dios con las cargas de la vida. Es una batalla para ser libres de la preocupación. Es una batalla por la esperanza, la paz y el gozo, los cuales están amenazados por la incredulidad y la duda en las promesas de Dios. Y como libertad, la esperanza, la paz y el gozo son cosas buenas, la batalla para preservarlos es buena.

Cuarto: la batalla de la fe es buena porque, a diferencia de la mayoría de las batallas, no implica exaltación, sino humillación. La mayoría de las batallas no son buenas porque son un orgulloso intento de probar nuestra propia fuerza a costa de otras personas. Pero la batalla por el gozo es justamente lo opuesto. Es una forma de decir que somos débiles y necesitamos desesperadamente la misericordia de Dios. Por lo tanto, la lucha por el gozo es una buena batalla.

Quinto: la batalla por la fe es buena porque por ella Dios es grandemente glorificado. Cuando nos dedicamos a resistir al poder idolatra de cada anhelo, cada deseo, cada placer que no es de Dios, entonces Dios es exaltado como el Tesoro supremo de nuestra vida. Batallar contra todo gozo extraño evidencia que conocemos el infinito valor de Dios. Por lo tanto, la batalla por el gozo es una buena batalla.

Que Dios nos permita poder decir lo que Pablo dijo al final de su vida: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” 2 Timoteo 4:7. Conservar la fe por toda la vida es el resultado de pelear la buena batalla por toda la vida, y por lo tanto también poder decir: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” 2 Timoteo 4:8. Por lo tanto, esta batalla de por vida es una buena batalla por el gozo; una muy buena batalla.

“Gracia y Paz”

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