“Confía en el
SEÑOR con todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propio entendimiento”. Diariamente
separa un tiempo para meditar en la Palabra de Dios, poco a poco te darás cuenta
que el Espíritu Santo empezará a trabajar en tu vida, transformando tu mente,
emociones y acciones de manera que estés más capacitado para agradar y servir
al Señor. Esto, sin duda, traerá muchas bendiciones a tu vida.
Así lo afirma el Salmo 1:1-3: “Bienaventurado el varón
que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en
silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley del Señor está su
delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a
corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo
que hace, prosperará”
¡Gracia y Paz!
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