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miércoles, 13 de abril de 2016

¿ERES AGRADECIDO EN TODO?



1 Tesalonicenses 5:18
“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”

Dar gracias es algo que surge espontáneamente de nosotros cuando recibimos algún beneficio, ya sea que alguien nos preste un servicio, o cuando nos hacen un regalo, o cuando recibimos un elogio o cualquier otra cosa que nos agrada. Siempre que haya un mínimo de educación, no resulta difícil expresar agradecimiento en esas circunstancias. Es algo natural en el ser humano reaccionar de esta manera.

En general no tenemos problemas para dar gracias a Dios por las cosas buenas que llegan a nuestras vidas. Pero lo que Dios nos está diciendo por medio de la escritura de hoy, muchas veces nos resulta sumamente difícil pues va en contra de todo principio natural humano. ¡Realmente parece imposible! ¿Y por qué debemos dar gracias “en todo”? ¿Por qué el Señor no dijo: “Den gracias cada vez que puedan” o simplemente "Den gracias solamente por todo lo bueno”?, NO, él dijo: ¡Den gracias en TODO!

Es fácil dar gracias a Dios por un nuevo empleo, pero es difícil alabarlo cuando lo perdemos. Ser agradecido a Dios es fácil cuando nuestros hijos son obedientes, pero casi imposible cuando están fuera de control. Si gozamos de buena salud, decimos “Gracias, Dios mío” con gran facilidad, pero ¡qué difícil es hacerlo cuando nos sentimos enfermos! Si tenemos gripe, dolor de cabeza, dolores en los huesos, nauseas, malestar general, es prácticamente imposible decir: “Gracias, Dios mío”. ¿Cierto?

Debido a la naturaleza humana, nuestra gratitud crece en los buenos tiempos, y disminuye en los malos. Entonces, ¿cómo podríamos obedecer este mandato de la Palabra de Dios? La clave es aprender a actuar con nuestra naturaleza espiritual en vez de hacerlo con la naturaleza humana. Todo depende de nuestra fe y nuestra confianza en Dios. Si estamos seguros de que Dios está en control de todas las circunstancias, que nada en esta vida sucede sin que él lo permita y además que “todas las cosas les ayudan a bien a los que aman a Dios”, entonces nos resultará mucho más fácil dar gracias aunque las circunstancias que nos rodean sean negativas. Si mientras estamos bajo los efectos de la gripe pensamos que al quedarnos en cama Dios puede estarnos librando de un terrible accidente en la calle, podremos decir: “Gracias, Señor por tu protección”.

Si pensamos de esta manera podremos actuar con agradecimiento aun en medio de cualquier prueba por dura que esta sea. Nuestro amado Padre nos pide que hagamos algo aún más difícil. Dice en Santiago 1:2: “...tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas...” Esto parece algo aún más imposible de lograr. Pero no hay nada, absolutamente nada que Dios nos pide que hagamos en su palabra que no podamos lograrlo con su ayuda. Cuando alabamos a Dios, incluso en los tiempos difíciles, suceden dos cosas importantes dentro de nosotros. Primero, permitimos que se manifieste en nuestras vidas la presencia de Cristo, quien sufrió lo máximo por obediencia al Padre. Segundo, manifestamos con hechos nuestra dependencia de Dios y nuestra absoluta confianza de que todo lo que está sucediendo es su voluntad, y es para nuestro bien. Así dijo el Señor por medio del profeta Jeremías: “Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza” (Jeremías 29:11).

Nuestra parte en este proceso es confiar en nuestro Padre celestial, en su poder, su amor y su fidelidad. Él no nos abandonará nunca y si nos mantenemos firmes en la fe, al final de la prueba recibiremos su recompensa, de la misma manera que, después de su muerte y resurrección, Jesucristo fue exaltado “hasta lo sumo”, dice Filipenses 2:9. Cuando confiamos de esta manera, podremos dar “gracias en todo”.

Oración:
Padre santo, gracias por todo lo que permites que suceda en mi vida. Por favor aumenta mi fe y ayúdame a ser agradecido por todo, ya se bueno o ya sea malo, pues sé muy bien que tu santa Palabra dice que “para los que te amamos, todas las cosas nos ayudan a bien”: además, creo que tú siempre tienes un buen propósito para mí, y puedes usar cualquier circunstancia para llevarlo a cabo. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

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