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sábado, 7 de marzo de 2015

¿SOMOS AMIGOS DE DIOS O AMIGOS DEL MUNDO?



Santiago 4:4
“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”

¡Qué palabras tan poderosas! ¡Y tan profundas! Muchos desearíamos no encontrar este versículo en la Biblia nunca. Simplemente porque no hay forma de endulzar estas palabras. No hay manera de “darles la vuelta”. Clara y llanamente expresan un principio divino. Simplemente dicen que si tú eres “amigo del mundo”, entonces eres “enemigo de Dios”. Ciertamente lo último que desearíamos es ser enemigos de Dios. La pregunta es: ¿Y qué significa exactamente ser “amigo del mundo”?

El pasaje de hoy se refiere específicamente al “libre albedrío” que Dios nos ha dado. Dice que “cualquiera que quiera ser amigo del mundo...” Esto quiere decir que somos libres de escoger a nuestras amistades. Todos y cada uno de los días de nuestras vidas tenemos que tomar decisiones, unas de más trascendencia que otras, y en cada decisión, básicamente, elegimos hacer algo a nuestra manera o a la manera de Dios. Cuando elegimos actuar a nuestra manera buscando los beneficios del mundo, las consecuencias son responsabilidad nuestra. No podemos esperar bendiciones de Dios, pues nos hemos salido del plan que El tenía para bendecirnos. Por lo tanto no podemos contar con su ayuda mientras nos concentremos en llevar a cabo nuestros propios planes. Estamos caminando por nuestra propia cuenta. De hecho, no solamente hemos elegido actuar conforme a nuestra voluntad, sino que hemos decidido desobedecer a Dios. Esta es una posición en la que definitivamente no nos conviene estar. Por el contrario, cuando hemos tomado decisiones teniendo en cuenta la voluntad de Dios, entonces recibiremos el beneficio de su poder, su protección y todas sus bendiciones.

Lo mejor que podemos hacer antes de tomar una decisión es detenernos a pensar en qué contexto vamos a tomarla. En nuestro contexto o en el contexto del Señor. De acuerdo a nuestra voluntad o a la voluntad de Dios. ¿Agradaremos al mundo o agradaremos a Dios? ¿Somos amigos del mundo o amigos de Dios? En Juan 15:14, Jesús define con absoluta claridad lo que significa ser amigos de él. Así dice: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”. Es decir, nuestra amistad con el Señor depende fundamentalmente de nuestra obediencia a sus instrucciones. No podemos decir que somos amigos de Dios si estamos actuando de manera diferente a lo que nos dice su Palabra.

Sin duda somos sumamente bendecidos porque Dios es todo misericordia y lleno de gracia, e incluso si llegáramos a darle la espalda a nuestro Padre celestial, él permanece fiel cerca de nosotros esperando pacientemente a que decidamos volver a él, como fue el caso del hijo pródigo (Lucas capítulo 15). Así dice 2 Timoteo 2:13: “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo”. Pero esta seguridad no debe llevarnos a actuar fuera de la voluntad de Dios presumiendo que por su gracia y misericordia todo estará bien. Si actuamos de esta manera, con seguridad las consecuencias no van a ser buenas.

Toma unos minutos ahora mismo y pídele al Señor que te dé discernimiento espiritual y sabiduría que puedas aplicar a cada una de las decisiones que tienes que tomar cada día. La manera en que actúes será una expresión pública de tu relación con Dios. Esta es una razón poderosa de por qué es tan importante pasar un tiempo en la presencia de Dios, orando y leyendo su Palabra cada día. Esto nos ayuda a permanecer enfocados en él y nos recuerda constantemente que él es nuestro mejor amigo.

ORACIÓN:
Amado Padre, yo sé que muchas veces he tomado decisiones basadas en mis propios conceptos y deseos. Y sé que muchas de ellas han entristecido tu Espíritu y han traído dolor y sufrimiento a mi vida. Hoy yo te ruego que me perdones y me ayudes a tomar decisiones basadas en tu Palabra que honren y glorifiquen tu nombre. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

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