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viernes, 13 de junio de 2014

¿ESTÁS EN MEDIO DE ALGÚN PROBLEMA EN ESTOS MOMENTOS?


¿ESTÁS EN MEDIO DE ALGÚN PROBLEMA EN ESTOS MOMENTOS?
¿TE SIENTES TRISTE?

Salmo 13
"¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara. Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien".

Muchas veces pensamos que los cánticos de triunfo que vemos en la Biblia fueron escritos por personas que ya habían vencido sus luchas y estaban celebrando la victoria. Pero el libro de cánticos por excelencia (los Salmos), nos recuerda que la expresión victoriosa coincide muchas veces con el clamor angustiado, manifestación evidente de una fe profunda. En la primera parte del pasaje de hoy, David expresa la ansiedad y la tristeza que lo envuelven, pero, en medio de su angustia, seguidamente muestra su confianza en el Dios todopoderoso diciendo: “Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación”.

Un famoso poeta inglés del siglo XIX y autor de varios himnos, luchó con ataques frecuentes de depresión durante toda su vida. Tal vez sea por eso que sus himnos todavía nos conmueven profundamente en los momentos en que nuestra vida es sacudida por fuertes pruebas y necesitamos confiar en Dios desesperadamente. “Dios obra en maneras misteriosas” es uno de los himnos más conocidos de este poeta. Cuando oímos este himno escuchamos estas alentadoras palabras: “Oh, santo temeroso, ¡anímate! Las nubes que tanto temes llenas de misericordia están. Y sobre ti bendiciones derramarán”. En todas las luchas (mentales, físicas, emocionales o espirituales) nuestro desafío es pasar del temor de ser abrumados a la confianza de que Dios ha vencido.

La Biblia dice que Dios habita en medio de la alabanza de su pueblo (Salmo 22). Y donde Dios se encuentra no puede existir desgracia, ni depresión, ni destrucción. Cuando la luz del Espíritu Santo llega, las tinieblas desaparecen, y la tristeza y el desánimo dan lugar al gozo y la esperanza. Así lo expresa David en el Salmo 30:11: “Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría”. El cilicio era una ropa de material áspero que se usaba como señal de duelo o angustia. Dios había quitado su “cilicio” y le había vestido de “alegría”. Para David fue como la diferencia entre el llanto de un funeral y la alegría de una boda.

Hechos capítulo 16 nos cuenta que el apóstol Pablo y su discípulo Silas estaban encadenados y encerrados en un oscuro calabozo, y se pusieron a orar y a cantar himnos en alta voz. Entonces “sobrevino de momento un gran terremoto”, y se abrieron todas las puertas y se soltaron las cadenas que los ataban. Pensando que los presos se habían escapado, el carcelero se iba a matar, pero Pablo le gritó que no lo hiciera, pues todos estaban allí. Entonces el carcelero se acercó a ellos temblando de miedo y les dijo: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” Y ellos le contestaron: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. Y esa noche, el carcelero y toda su familia creyeron y fueron salvos. La actitud de Pablo y Silas orando y cantando hizo que el gozo de la Resurrección se manifestara donde antes había pesar y muerte.

¿Estás en medio de algún problema en estos momentos? ¿Te sientes triste? ¡Anímate! No importa si te encuentras en los días más oscuros de tu vida. Comienza a cantar tu mayor alabanza a Dios. Muy probablemente tengas que hacer un gran esfuerzo, pero si lo logras, ten la seguridad que el poder de Dios se manifestará de manera perfecta en tu situación, la luz redentora de Cristo iluminará tu vida y una paz muy grande te inundará. Expresa ahora mismo con fe, como el salmista: “Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien".

ORACIÓN:
Padre celestial, te doy gracias porque tu poder, tu amor y tu misericordia son mucho más grandes que la mayor de las pruebas a las que yo pueda enfrentarme en mi vida. Te suplico aumentes mi fe para poder ver tus bendiciones detrás de las nubes oscuras que hay sobre mí en estos momentos. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

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