Deuteronomio 28:3
“Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú
en el campo”.
El pasaje continua diciendo: “Bendito el fruto de tu
vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias,” etc. y “Bendito serás
en tú entrar, y bendito en tu salir”. Servimos a un Señor misericordioso y
bueno. Cuando nos entregamos a Él, y damos la espalda a todo lo que es feo,
pecaminoso, o sucio, Él se deleita en colmarnos con bendiciones y beneficios.
Pero hay que tener en mente que estas bendiciones se
aplican solamente a los que honramos al Señor con nuestras vidas, y andamos en
obediencia a sus mandamientos; a los que nos hemos rendido a Cristo y vivimos diariamente
para agradarle a él.
“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día
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