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martes, 4 de marzo de 2014

¿ESTAS GUARDANDO TU CORAZÓN?



Proverbios 4:23
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de el mana la vida”

Nuestro corazón es una de nuestras posesiones más valiosas, por lo cual debemos cuidarlo, debemos guardar. Dependiendo de su estado es como nos conduciremos en la vida.

Nuestro hablar, nuestras actitudes, nuestras reacciones a las distintas situaciones que nos toca vivir, salen en gran parte de él.

Nuestro corazón puede engañarnos muchas veces y llevarnos a pensamientos y actitudes equivocadas.

“Nada hay tan engañoso y perverso como el corazón humano. ¿Quién es capaz de comprenderlo?” (Jeremías 17:9).

Y, al estar en una actitud equivocada en nuestra vida, puede conducirnos por un camino triste.

“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte. Aun en la risa tendrá dolor el corazón; y el término de la alegría es congoja. De sus caminos será hastiado el necio de corazón; pero el hombre de bien estará contento del suyo” (Proverbios 14:12-14).

Por eso debemos entregar nuestros pecados, errores, cargas a Dios (engaño, mentira, orgullo, envidia, falta de perdón, vanagloria, etc.). Esta en nosotros si queremos y permitimos que Dios nos limpie de todas estas cosas; y, confesarlas a Dios para que nos ayude a cambiar.

Un corazón lleno de maldad puede ser muy dañoso y tener alguna o varias de estas características: terquedad, insensatez, depravación, extorsión y exceso, fuente de todo mal, incredulidad y codicia.

Los secretos del corazón los conoce Dios.

“No necesitaba que nadie le dijera nada acerca de la gente, pues él mismo conocía el corazón del hombre” (Juan 2:25).

“Señor todopoderoso, tú que examinas con justicia, tú que ves hasta lo más íntimo del hombre” (Jeremías 20:12).

“Yo, el Señor, que investigo el corazón y conozco a fondo los sentimientos; que doy a cada cual lo que se merece, de acuerdo con sus acciones” (Jeremías 17:10).

Nuestro corazón se renueva cuando le permitimos a Dios que tome el control de nuestro corazón, que limpie nuestra vida y la guíe,.

“Oh Dios, ¡pon en mí un corazón limpio!, ¡dame un espíritu nuevo y fiel!” (Salmo 51:10).

“En verdad, tú amas al corazón sincero, y en lo íntimo me has dado sabiduría. Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. Lléname de gozo y alegría; alégrame de nuevo, aunque me has quebrantado. Aleja de tu vista mis pecados y borra todas mis maldades” (Salmo 51:6-9).

“Mi corazón está dispuesto, Dios mío” (Salmo 57:7).

“Les daré entendimiento para que reconozcan que yo soy el Señor, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón” (Jeremías 24:7).

“Yo les quitaré ese corazón duro como la piedra, y les daré un nuevo corazón y un nuevo espíritu” (Ezequiel 11:19).

“Pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil. Pondré en ustedes mi espíritu” (Ezequiel 36:26).

“Me apresuro a cumplir tus mandamientos porque llenas de alegría mi corazón” (Salmo 119:32).

“¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!” (Deuteronomio 5:29).

“Oh Dios, examíname, reconoce mi corazón; ponme a prueba, reconoce mis pensamientos; mira si voy por el camino del mal, y guíame por el camino eterno” (Salmo 139:23-24).

Cuida tu corazón, ponlo en manos de Jesús, el lo transformará, lo cambiará, logrará lo imposible, lo cuidará como su especial tesoro.


“Gracia y Paz”
Edición: Carlos Martínez M.

Tamara Lemos

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