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jueves, 30 de mayo de 2013

¿EN QUÉ INVIERTES TU TIEMPO?


Colosenses 4:2-5
“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo manifieste como debo hablar. Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo”.

En cada carta del apóstol Pablo, de una manera u otra, vemos una exhortación a orar. Aquí les dice a los colosenses que sean perseverantes en la oración, y les pide que oren por él, no por su liberación de la cárcel, sino para que el Señor abra puertas para que él y sus colaboradores puedan llevar a cabo su tarea de dar a conocer el evangelio de Cristo. Por ultimo, les aconseja que anden sabiamente, y que rediman, es decir, que aprovechen el tiempo al máximo. El valor del tiempo es incalculable.

Constantemente estamos deseando tener más tiempo. ¿Y qué hacemos con él? Si analizamos cómo invertimos el tiempo en nuestras vidas conoceremos donde está nuestro corazón y qué es lo más importante para nosotros. ¿Cuánto tiempo inviertes en ver la televisión? ¿O en el cine, o en algún evento deportivo, o simplemente hablando por teléfono? No quiere esto decir que en todos estos casos estés cometiendo pecado o haciendo algo inmoral, pero es muy probable que no estés usando ese tiempo con el fin de glorificar el nombre del Señor.

A través de la historia encontramos a hombres y mujeres que dedicaron todo su tiempo y sus propias vidas al avance del Reino de Dios, sin importarles el costo. Vivieron vidas que reflejaron el carácter de Cristo. Contaron historias del amor de Jesús, invitaron a otros a unirse a su causa para encontrar una profunda e íntima relación con Dios. Esta relación es la que Jesús mismo mostraba en sus acciones. El amó a sus discípulos y a todos los que vinieron a escuchar sus enseñanzas. El amó a aquellos a los que sanó al igual que amó a los pecadores y aún a aquellos que le injuriaban. La Biblia también nos dice que él perdonó y mostró amor a las mismas personas que le crucificaron (Lucas 23:34). Romanos 5:8 dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Mientras estuvo en la tierra, Jesús dedicó su tiempo a servir y a mostrar el amor de Dios a todas las personas sin excepción. Y en nuestros tiempos Jesús anhela continuar haciéndolo a través de nosotros.
Una antigua historia cuenta que en el patio de una pequeña iglesia de un pueblo del sur de Francia había una estatua de Jesucristo con las manos extendidas. En medio de un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial una bomba cayó cerca de la estatua y ésta fue destruida por la explosión. Después que cesó el bombardeo los miembros de la iglesia se dieron a la tarea de reconstruir la estatua y cuidadosamente y con mucha paciencia se dedicaron a buscar los pedazos e irlos pegando uno a uno. Al final la estatua quedó casi totalmente reconstruida, pero había un problema: no pudieron encontrar las manos. Aquello fue motivo de disgusto y frustración entre aquellas personas. Unos opinaban que debían construirle nuevas manos, otros sugerían que debían construir otra estatua. Y así por largo rato discutían y opinaban sin llegar a un acuerdo, hasta que alguien sugirió una idea que fue aceptada por todos: colocaron en la base de la estatua un letrero que decía: “NO TENGO OTRAS MANOS QUE LAS TUYAS”.

La historia no menciona la denominación de esta iglesia. Pero cualquiera que esta sea, la ilustración debe servir para recordarnos que nosotros somos hoy el cuerpo de Cristo. Como tal, él desea que seamos una extensión de sí mismo en el mundo. A través de nuestros miembros y nuestros sentidos él puede ministrar a las personas en necesidad. Una llamada telefónica a un hermano enfermo, unas palabras de consuelo a alguien que está en medio de una prueba, hablarle de Jesús a un compañero de trabajo. En fin, el Señor quiere que seamos sus instrumentos entre aquellos que nos rodean. No existe una mejor inversión de nuestro tiempo que dedicarlo al servicio de Dios.

ORACIÓN:
Padre del cielo, gracias te doy por todas las personas que tú has usado para hacer llegar a mi vida tu Palabra y tus bendiciones. Te ruego que me capacites para servirte como instrumento para que tú bendigas a todos aquellos que me rodean. Que la manera en que yo invierta mi tiempo resulte en gloria y honra para tu nombre. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla



GRACIA, ¿LICENCIA PARA PECAR?


Romanos 6:1-2
“¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”.

Nadie de nosotros merecía una salvación tan grande como la que Dios nos ha dado, aun cuando éramos pecadores y no merecíamos perdón, Dios nos perdono, nos limpio de todo pecado y ahora nos ha dado una nueva vida, una vida en Cristo que no esta viciada conforme al viejo hombre, sino mas bien una nueva vida que nace de una relación intima con Dios.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).

Sin duda la gracia es un don de Dios, que no es que nosotros queramos o merezcamos, sino que es un regalo de Dios, que sin merecerlo le es otorgado a todos aquellos que lo quieren aceptar.

Ahora nuestra vida se rige a través de la Gracia de Dios. Antes en el antiguo tiempo la vida se regia a través de la Ley, esa ley que fue impuesta para demostrar lo difícil que nos era ser fieles a Dios, mas con la venida de Cristo y su perdón ahora vivimos en un periodo denominado: “El Periodo de Gracia”, en donde todos aquellos que quieran alcanzar la gracia de Dios lo pueden lograr, tan solo con arrepentirse de corazón de sus pecados y comenzar a vivir una vida agradable a Dios.

Hoy en día la gracia de Dios es la que nos permite arrepentirnos de nuestros pecados, pues mientras haya gracia, aun es posible.

Lo triste de esto es que muchos “Cristianos” utilizamos la gracia como una licencia para pecar, pues el simple hecho de saber que aun tenemos la oportunidad de arrepentirnos nos hace concretar cosas que deberían estar ya canceladas desde hace mucho tiempo. Pablo lo decía de esta forma: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:1-2).

Lo que Pablo quería decir, es que ¿Cómo es posible que vivamos aun en el pecado, cuando ya morimos a el?, y es que es igual que cuando un ladrón fue encarcelado por robar, paso muchos años de su vida en esa cárcel horrible, pero luego fue perdonado, pero al regresar al pueblo, volvió a robar nuevamente, ¿Acaso no le basto todo el tiempo que estuvo en la cárcel?, ¿Acaso la cárcel era un excelente lugar para pasar muchos años de su vida?, ¿Qué era lo mínimo que se esperaba de el, al ser perdonado?, si, se esperaba que no robara mas. Así mismo, luego de ser perdonados, se espera de nosotros que evitemos a toda costa el pecado, Jesús decía: “Vete, y no peques mas”.

Lastimosamente muchas veces podemos convertir la gracia de Dios en una desgracia, digo desgracia porque al no tener cuidado podemos aprovecharnos de ella convirtiéndola en una desgracia para nuestra vida, llevando de esta manera una vida de pecado continuo que nos aleja de la Gloria eterna. En Hebreos 12:15a leemos: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios”.

Es por esa razón que cada día debemos hacer lo que Pablo le dice a Timoteo que haga: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:1).

Amados, no utilicemos la GRACIA de Dios como libertinaje, no nos aprovechemos de ese regalo que Dios nos dio. Imagínate que alguien te regala una tarjeta de crédito, con saldo limite de $50,000 pero tu comienzas a gastar y a gastar y cuando sientes el crédito se sobre giro y ahora tienes una deuda de $500,000, ¿Qué hiciste con el regalo que se te obsequio?, ¿Qué clase de respuesta diste al bien que alguien te quiso hacer?, ¿Será que se merecía que te aprovecharas del regalo?, Claro que NO, no seas aprovechado, no utilices la gracia como ocasión para pecar. Cuidado… que nadie sabe el día ni la hora que el Señor vendrá y ¿Qué ocurrirá si en ese momento estas aprovechándote en mal manera de la gracia?, seguramente te quedaras.

En Judas verso 4 lo leemos claramente: “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo”.

No convirtamos la GRACIA de Dios en un libertinaje, al contrario, tratemos cada día de guardarnos lo más que podamos para no aprovecharnos de ella. Al contrario seamos buenos administradores de esta gracia: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10).

No conviertas la gracia en una desgracia para tu vida, no te confíes en lo que muchos te dicen “que no importa lo que hagas, que mientras estés en el periodo de la gracia no hay problema”, al contrario toma muy en cuenta estas verdades bíblicas y vívelas: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (Tito 2: 11-14).

"Gracia y Paz"
Verdades Bíblicas