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jueves, 28 de noviembre de 2013

¿TE PARECE QUE NO PUEDES MÁS?


Isaías 40:27-31
"¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán".

Cuando el camino a seguir es desconocido y todo lo que podemos ver es confusión; cuando las pruebas nos agotan física y mentalmente, cuando estamos tratando de “sobrevivir”, llegan a nosotros pensamientos de duda y de temor que muchas veces nos llenan de angustia y desesperación. ¿Cómo voy a salir de esta situación? ¿Seré liberado de esta carga algún día? ¿Habrá alguna solución a mi problema? A veces pensamos que a Dios no le interesa nuestra situación. Este era el sentir del pueblo de Israel en el pasaje de hoy. El pueblo de Judá se quejaba diciendo: “Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio”. Es decir: “Dios no ve nuestra aflicción mientras estamos sufriendo en el cautiverio. Él pasa por alto nuestra situación, y no se acuerda de nuestra angustia”. Hasta ese punto llegaba su abatimiento y su desánimo.

La respuesta de Dios al pueblo de Israel en aquellos tiempos está vigente para sus hijos en la actualidad: “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra?” Si Dios es el creador del universo todo cuanto existe está sometido a su dominio y control. Por tanto, no existe fuerza humana o espiritual que sea capaz de impedir que él lleve a buen término sus planes de paz y de bienestar para sus hijos, como promete en Jeremías 29:11. Cuando el camino es escabroso y oscuro y no sabemos hacia donde ir, si confiamos en Dios, él nos provee dirección, fortaleza y protección. Nuestra esperanza debe residir totalmente en el Dios todopoderoso, creador del Universo, para el cual no hay nada que sea difícil (Jeremías 32:27).
En el Salmo 23:4, David afirma: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”. La primera parte de esta expresión refleja el sentir de aquellos que están espiritualmente desanimados, esos que ya no encuentran en la vida ninguna esperanza, que sienten como si Dios estuviera muy lejos, y ven la muerte como la única solución a sus pesares. Pero cuando David dice: “No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo", lo hace con la absoluta seguridad de que aun en medio de la prueba, el dolor, la angustia, o cualquier situación por difícil que sea, Dios estará a su lado. Él estaba seguro de que el Señor nunca lo desampararía, pues confiaba en la promesa de Dios para sus hijos, como dijera a Josué cuando lo nombró líder del pueblo de Israel después de la muerte de Moisés: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé” (Josué 1:5).

Dice el pasaje de hoy que “los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. Si tú has esperado en el Señor experimentarás esta fortaleza, pero si has permitido que las cargas se acumulen sobre ti y ahora son demasiado pesadas, también puedes aferrarte a la promesa del Salmo 55:22: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará”. Y en el Nuevo Testamento encontramos a Jesús también ofreciéndonos ayuda y descanso: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Creamos de todo corazón estas promesas del Señor y aún en los tiempos de prueba, aún cuando nuestro camino se torne difícil, cuando ya no podamos más con nuestras cargas, sentiremos su mano poderosa fortaleciéndonos, dándonos descanso y guiándonos hacia la victoria.

ORACIÓN:
Gracias Padre porque tu siempre tienes palabras de aliento y esperanza. Ayúdame a grabarlas en lo más profundo de mi corazón y de mi alma y a aplicarlas a mi vida en estos momentos difíciles por los que estoy pasando. Por fe yo te pido en este momento que tú seas mi buen Pastor, y que siempre estés a mi lado cuidándome y protegiéndome. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”

Dios te Habla

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