Siempre he
tenido la idea que trabajar con máquinas es fácil, pues nunca se quejan, nunca
se molestan, nunca se irritan, no andan unos días de buenas y otros de malas,
incluso si llegan a padecer de algún mal funcionamiento mecánico, se arreglan o
sencillamente se tiran a la basura y listo. Esto no lo encontramos al trabajar con
seres humanos.
Seres Imperfectos:
La experiencia
de vida nos dice que debemos aprender a relacionarnos con los demás. Eso
implica ser tolerante. Debo aprender a tolerar las imperfecciones de mis
semejantes, así como también ellos deben aprender a tolerar las mías. Ninguna
persona sobre la faz de la tierra es perfecta, eso lo sabemos muy bien. Siempre
encontraremos alguna falla, algún defecto de carácter. Pero siendo
verdaderamente honestos, en lugar de decir que tenemos “algún defecto” deberíamos
de decir “muchos defectos”. El apóstol Pablo dice en Romanos 6:19 “Hablo como
humano, por vuestra humana debilidad…” Da a entender claramente que reconoce la
imperfección humana, por lo que trata exactamente así con aquellos a quienes dirige
su misiva.
El que no es “gordo” es “chibolón”:
En una ocasión escuche
a un hermano decir que “el que no es gordo es chibolón”. Esto significa que si
no padecemos de una cosa, padecemos de otra. Medita cuáles son tus propias
fallas, te aseguro que rápidamente encontrarás varias. Si tu consciente se
niega a verlas, te sugiero algo más, pregúntale a la persona con la que te
relacionas más. Puede ser tu conyugue, tus padres, un hermano, un compañero, un
amigo, etc. la lista empezará a crecer y mejor preferirás parar.
Ahora bien, el
punto para mí es este: ¿Cómo convivir unos con otros? ¿Cómo soportarnos? ¿Cómo
hacer para que a pesar de todas nuestras fallas y mal genio sigamos teniendo
buenas relaciones, amistosas y estables? La respuesta se encuentra en el
principio de tolerancia y luego, en el pedir
perdón y en perdonar.
A. La Tolerancia :
La tolerancia
debe entenderse como el respeto hacia las ideas, creencias o prácticas
diferentes o contrarias a las mías, respetando consiguientemente las de los
demás. No todos piensan igual que yo, no puedo pretender, por lo tanto,
imponerme sobre ellos. Cristo mismo no impuso, Él enseñó, adoctrinó, predicó,
instó a la conciencia humana, empero nunca trató de que sus enseñanzas fueran
aceptadas a la fuerza, por obligación o imposición. Por ejemplo en 1 Pedro 5:2
encontramos que el apóstol Pedro, guiado por el Espíritu Santo, se dirige a los
líderes diciéndoles “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros,
cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente…”. Esta claro que la intencionalidad
divina, no es la de someter a nadie y sí la de ser tolerante hasta que su
Palabra sea oída, recibida, atendida, creída y se convierta en una práctica de
vida.
B. Perdonar y Ser Perdonado:
Luego sigue la
necesidad de pedir perdón y perdonar. Creo que hasta cierto punto es normal que
nos equivoquemos. Al equivocarnos probablemente lastimamos, causamos heridas a
otros; quizás hasta les causemos golpes tanto físicos como emocionales; quizá
causemos fracturas sentimentales, y otras veces defraudaremos la confianza que nos
han dado, en fin… son tantas las opciones a este respecto que es difícil abarcarlas
todas. Pero con las referidas ya tenemos un buen panorama. El punto es que como
no soy perfecto, esas imperfecciones saldrán a la luz e indudablemente dañarán
a otros tarde o temprano.
Dos Tipos de Respuestas:
¿Piensa cómo te
has sentido cuando alguien te ha lastimado? ¿Cómo has respondido? He aprendido
que sólo hay dos maneras de responder: la primera es una respuesta emocional y
la segunda es una respuesta pro-activa. La primera me hace explotar, vociferar,
actuar con ira, el rencor sale a relucir, el ogro interior se desata, es como
el terrible Hulk, el hombre verde, que la gran mayoría llevamos dentro. Se
desata la bestia interna, nos lleva a la amargura, al resentimiento y al
rencor.
Levítico 19:18
aconseja “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino
amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová”. Para poder realmente llevar a
cabo el consejo divino se debe responder pro-activamente. Este tipo de
respuesta ya no es emocional. Cuando la respuesta emocional destruye, la
respuesta pro-activa construye y edifica. Cuando la respuesta emocional espera que
ocurran los acontecimientos, la respuesta pro-activa prevé los acontecimientos
y establece líneas de acción a seguir si llegaran a suceder. Así es como me
gusta ver las cosas. Esto implica estar preparado para cualquier evento inesperado.
Y en la vida cotidiana lo más seguro es que suceda. Sucederá al relacionarme
con los demás seres humanos. En el momento menos esperado me herirán, me lastimaran,
me defraudaran, me causaran daño, a veces sin querer y muchas veces con toda intención.
Adoptando el Perdón como una filosofía de
Vida:
Debo estar siempre
dispuesto a perdonar toda ofensa que me hagan. Esta es una filosofía de vida que
me lleva a actuar de conformidad con la Palabra de Dios y con la realidad humana. Si yo
amo verdaderamente, es imposible que guarde rencor, lee 1 Corintios 13:5 y toda
sombra de duda se alejará de ti. El amor genuino me lleva a perdonar. Cuando
perdono libero al individuo ofensor o deudor, pero principalmente me libero a
mí mismo. De no hacerlo le niego al ofensor la oportunidad de progresar, de
prosperar y de ser feliz, pero también me la estoy negando a mí mismo. Ninguna persona
amargado puede ser verdaderamente feliz. Será el grumo en la harina, el pelo en
la sopa, la piedra en el zapato. Yo he decidido perdonar, para ser feliz. Me
niego a aferrarme al rencor, a la ira, al resentimiento y a los deseos de
venganza.
Eso es actuar
con piedad. Eso es ser cristiano verdadero y no una pantomima de cristiano. Eso
es honrar a Dios en el llamado tan sublime que Él nos ha hecho.
Vivamos una vida
digna. Si ofendiste, si defraudas, si hieres… pide
perdón. Si te hirieron, si te defraudaron, si te ofendieron… perdona. Cuando lo aprendas hacer de esa
manera entonces vivirás una vida PLENA y FELIZ.
“Gracia y Paz”
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