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viernes, 5 de julio de 2013

¿RENOVAR MI MENTE? ¿CÓMO?


Romanos 12:2
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.

¿Sabes de personas que aceptan a Jesucristo como salvador, pero todavía hablan, piensan, y se comportan de la misma manera que lo hacían antes de ser salvos?

Este escenario es muy común entre creyentes y muchas veces la razón de esto es que no han logrado entender la necesidad de renovar su mente.

La renovación de la mente es la clave para vivir una vida de éxito como cristiano, así como el superar una mentalidad que nos mantiene atados a estilos de vida incorrectos. Vemos muchas personas que luchan con adicciones y toda clase de malos hábitos que en apariencia no se pueden dejar, ellos están en tormento porque saben en su interior que estas cosas son contrarias a la Palabra de Dios, pero simplemente no pueden encontrar los frenos para parar esa situación.

Cada vez que vemos a alguien que ha nacido de nuevo que aun participa activamente en un estilo de vida o hábito que va en contra de la Palabra de Dios, es su forma de pensar el principal problema. Debe haber un cambio en su manera de pensar para alinearse con lo que Dios dice acerca de esa situación. Sin este paso fundamental el proceso de desarrollo personal cristiano se ve truncado pues no hay un cambio genuino y duradero.

La Biblia nos dice algo muy importante que todos debemos entender y aplicar a nuestras vidas a diario “Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne” (Gálatas 5:16).


¿Andar en el Espíritu?

Caminar en el Espíritu es tener una mentalidad que se alinea con la Palabra de Dios, es un pensamiento que se somete a la manera que Dios hace las cosas. Caminar en la carne es exactamente lo contrario, el caminar en la carne significa tener una forma de pensar basada en lo que yo quiero y en lo que el mundo quiere de mi lo cual va en contra de la Palabra de Dios. Ahora bien nadie dice que sea fácil puesto que nuestra naturaleza humana hace que esto sea un proceso lento y difícil, sin embargo lo que se necesita es constancia y determinación que con la ayuda del Señor es alcanzable y real.

Es fundamental comprender que la mente es el centro de control de nuestras vidas. Nuestros patrones de pensamiento y creencias dominantes forman nuestro comportamiento y desafortunadamente, antes de llegar al conocimiento de Jesucristo, la mayoría de nosotros estuvo expuesto a una gran cantidad de ideas equivocadas de nuestro entorno, ya sea de familiares, amigos o alguna otra fuente que quizás haya influido negativamente en nosotros y se nos hicieron hábitos terribles que cuando llegamos a aceptar a Cristo como nuestro Señor y Salvador nos cuesta dejar.


Transformación Absoluta

Es emocionante saber que la renovación de nuestra mente tiene el poder de transformar absolutamente toda nuestra vida, lo cual quiere decir que podemos romper cualquier hábito o conducta y tomar decisiones de calidad basadas en la Palabra de Dios.

La renovación de la mente no es un evento de una sola vez, sino que es un proceso continuo que debe seguir el resto de nuestras vidas. Podemos renovar nuestras mentes hasta el punto que incluso nuestros pensamientos subconscientes futuros y respuestas automáticas se alineen con la Palabra de Dios, porque lo convertimos en una practica diaria de nuestras vidas.


¿Cómo lo hago?

Tu puedes pensar que tu situación es tan mala que tu simplemente no puedes cambiar. Quiero darte una buena noticia hoy, muchos hemos podido cambiar y hemos salido quizás de situaciones peores que la tuya, por lo tanto si nosotros pudimos con la ayuda de Dios tus también puedes.

En primer lugar, pídele a Dios que te ayude en tu deseo de querer cambiar. Así es, tu tienes que querer cambiar ante todo, no por obligación sino por convicción personal.

Haz un compromiso con el proceso de cambio. No te rindas en esos días de desanimo, sigue adelante.

Busca escrituras en la Biblia que traten de tu situación, analízalas y conviértelas en una prioridad de meditación.

Habla con Dios a diario, Él te ayudará a encontrar respuestas.

Cuando tu comiences a pensar, hablar, comer y respirar la Palabra de Dios, tu comenzarás a vivir el cambio y cuando te veas tomando decisiones alineadas con la Palabra de Dios y hablando y pensando diferente, te darás cuenta de que la renovación de tu mente está dando sus frutos.


“Gracia y Paz”


Juan Carlos Sancho



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