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lunes, 1 de julio de 2013

¿CONOCES TÚ LOS CAMINOS DE DIOS?


Éxodo 13:17-22
“Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto. Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados. Tomó también consigo Moisés los huesos de José, el cual había juramentado a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis subir mis huesos de aquí con vosotros. Y partieron de Sucot y acamparon en Etam, a la entrada del desierto. Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego”.

Después que fueron liberados de la esclavitud en Egipto, los israelitas se dirigían hacia la tierra prometida. Dios sabía que si los llevaba a través de la tierra de los filisteos, ellos, al ver la guerra, se iban a arrepentir de seguir adelante, y querrían volver atrás a la esclavitud. Por eso los llevó a través del desierto para lo cual tuvieron que dar un rodeo en dirección al Mar Rojo. También sabía Dios lo que les esperaba al llegar al Mar Rojo, pero de eso se encargaría él una vez el pueblo de Israel siguiera el camino indicado por él.

Muchas veces Dios desvía el camino que llevábamos porque él tiene mejores planes para nosotros. Quizás estemos viendo un camino más fácil y más corto, pero el Señor sabe que en ese camino vamos a encontrar situaciones que van a afectar nuestras vidas negativamente. Él conoce cuales son esas situaciones y también conoce nuestras debilidades, y sabe que allí vamos a fallar y vamos a desear volver atrás, a la esclavitud del pecado. Por eso quiere alejarnos de ellas, y prefiere llevarnos a través del "desierto" donde, sin duda, encontraremos dificultades, pero de éstas el Señor tendrá cuidado y hará que salgamos airosos. Él glorificará su nombre y nosotros disfrutaremos de la victoria. Sólo tenemos que ser obedientes y seguir sus instrucciones.

En Isaías 55:8, Dios nos dice: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos”. No solamente son los caminos de Dios diferentes a los nuestros, sino que sus caminos siempre conducen a la victoria; los nuestros están llenos de imperfecciones y errores y muchas veces nos llevan al fracaso y la destrucción. Así dice Proverbios 14:12: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”. Por eso no debemos confiar en nuestra “sabiduría”, sino concentrar nuestra confianza en la dirección del Señor.

Después que los israelitas siguieron el camino señalado por Dios, se encontraron el gran obstáculo del Mar Rojo frente a ellos y el ejército egipcio a sus espaldas con la intención de aniquilarlos. Pero de nuevo Dios mostró su poder y su amor por ellos abriendo las aguas para que ellos pasaran mientras que, al cerrarse las aguas, los egipcios morían ahogados. Habrá ocasiones en que, aún siguiendo el camino de Dios, nos encontraremos obstáculos, pero debemos estar seguros de que Dios está en control y que lo que está haciendo es probando nuestra fe, para fortalecer nuestro espíritu. Él quiere darnos una victoria total y profunda en todos los aspectos. Pero es imprescindible seguir el camino que él nos indique.

¿Pero como sé yo el camino que Dios quiere que yo siga? Mantente atento a la voz del Señor. Él quiere hablarte, y si tú escudriñas su palabra, y oras, y escuchas con atención, ten la completa seguridad que de alguna manera Dios te hará llegar sus instrucciones. Observa los cambios en las circunstancias alrededor tuyo, presta atención a lo que te dicen otras personas, y discierne lo que puede venir de Dios. Una vez conoces la voluntad del Señor, obedece y cambia de camino si es necesario, porque si sigues por el que vas tarde o temprano te vas a estrellar. La verdadera victoria solamente se obtiene al final del camino señalado por Dios, cuando obedientemente lo seguimos.

ORACIÓN:
Padre santo, te ruego me des discernimiento espiritual para escuchar con claridad tu voz y dame la fuerza y el valor para obedecerte y seguir el camino que tú me indiques aunque no sea el que yo prefiero. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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