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lunes, 6 de mayo de 2013

¿QUÉ SIGNIFICA CREER?



Juan 6:25-36
“Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabí, ¿cuándo llegaste acá? Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis”.

Un misionero norteamericano que se encontraba en África, se vio en dificultades mientras trataba de traducir el Evangelio de Juan al dialecto local. No podía encontrar una palabra para comunicar la idea de creer. Se esforzaba mucho, pero siempre tenía que dejar un espacio en blanco cuando llegaba a esa palabra en particular. Un día, uno de los nativos llegó al campamento corriendo y jadeando después de haber recorrido una gran distancia con un mensaje muy importante. Una vez hubo contado su historia, se desplomó completamente exhausto en una hamaca cercana. Dijo en voz baja una breve frase que parecía expresar tanto su gran cansancio como su satisfacción por encontrar tan exquisito lugar para relajarse. El misionero, que nunca antes había escuchado esas palabras, preguntó a un indígena que sabia inglés qué había dicho el que llegó corriendo. Oh, lo que él dijo es algo así como “He llegado al final de mis fuerzas, por tanto echo aquí todo mi peso". El misionero exclamó: “¡Bendito sea el Señor! Esa es la expresión que necesito para la palabra creer”.

Creer, en el verdadero sentido de la palabra, de la manera en que Dios espera que creamos, implica en primer lugar admitir que somos pecadores, que no somos tan buenos y puros como pensábamos y que además somos totalmente incapaces de hacer algo para salvarnos a nosotros mismos. Habiendo llegado a esta conclusión, nos entregamos a Cristo completamente y sin reservas, reconociendo que él es el único que puede salvarnos, y echamos sobre él todas nuestras cargas.

Millones de personas en el mundo dicen que creen. Realmente es fácil decir: “Yo creo”. Pero, en primer lugar, ¿en qué creen? No es solamente creer, sino en qué creer y en quién creer. Y además, cual es "la razón" en la cual se basa el creer. ¿Es acaso fe? ¿Es “la convicción de lo que no se ve”? (Hebreos 11:1). Por ejemplo, en el pasaje de hoy, Jesús se dirige a un grupo de judíos que le seguían. El Señor, conociendo sus corazones, les dice que ellos lo buscaban a él no porque hubiesen “visto las señales” y hubiesen creído, sino porque se habían saciado de comida, es decir por su propia conveniencia. Y después les dice: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”. Más adelante, en este mismo capítulo, versículo 40, Jesús dice: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.

¿Crees tú en el Dios todopoderoso? El único, el verdadero, el que es el mismo ayer, y hoy y por los siglos: Cristo Jesús. ¿Y cómo crees en él? ¿De qué manera crees tú en Dios? Muchos dicen: “Yo creo en Dios... a mi manera”. Pero sólo existe una manera de creer, y es la que dice la Biblia: Creer de todo corazón, sin la más mínima duda de que Dios todo lo puede y no hay nada imposible para él. Y entonces dejarse caer en sus brazos con absoluta confianza. El resultado será paz y descanso para el alma.

ORACIÓN:
Bendito Dios, te doy gracias porque enviaste a tu Hijo para que todo aquel que en él cree tenga vida eterna. Por favor, ayúdame a creer de todo corazón, como es tu voluntad, para poder disfrutar a plenitud la vida abundante que él vino a traernos. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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