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martes, 30 de abril de 2013

¿CONOCES LAS CONSECUENCIAS DEL NOVIAZGO PRECOZ?



“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1).

El noviazgo es una etapa en la vida de los seres humanos, para unos feliz y dichosa, pero para otros llena de altibajos, tormentosa y hasta funesta. Por lo tanto es bueno que podamos proyectarnos hacia dónde nos puede conducir el noviazgo en sí.

Ciertamente las Escrituras no legislan de forma específica lo relacionado con el noviazgo. Esto ha quedado en manos de los novios, la familia y la Iglesia. Pero sí existen principios bíblicos por los que podemos guiarnos, para que éste hermoso período sea de bendición en nuestras vidas y no se convierta en un penoso recuerdo.

Creo que absolutamente nadie se embarcaría en una relación de carácter sentimental a sabiendas de que va a salir herido tanto emocional como físicamente, pero en realidad esto está ocurriendo en un número cada vez más considerable de parejas de jóvenes que manifiestan que se han comprometido en una relación de “noviazgo”. Consecuentemente, creo que es necesario trazar las posibles consecuencias que un noviazgo podría traer, entre ellas:

Besos, caricias y manoseo: Se ha tomado como algo ya normal el que dos personas que inician una relación de “novios” tengan expresiones de amor y el afecto que dicen sentir el uno hacia el otro, con acciones como los besos, las caricias y el manoseo que les conducirán invariablemente a la excitación sexual. Para muchas personas esto es algo “normal”, pero para los creyentes en Jesús, es una transgresión a lo dictaminado por Dios en su Palabra y por lo tanto considerado como un pecado. La Biblia en Colosenses 3:5 nos dice: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”. Este tipo de acciones deberían ser sólo y exclusivamente para expresarse dentro de los límites de un matrimonio ya constituido.

Masturbación: Desde pequeños se tiene la tendencia a tocarse los genitales, en parte por exploración y en parte porque produce placer. En el “noviazgo”, en donde hay besos, abrazos y caricias cada vez más subidas de tono, invariablemente producirá una excitación sexual creciente y para muchos una forma de satisfacer esa demanda de deseo sexual es la masturbación. La masturbación debe verse como la auto-manipulación de los órganos genitales para producir un placer orgásmico y puede llegar a ser un hábito arraigado, que encierra el inconveniente de la dependencia psicológica que recorta la libertad de la persona. La masturbación es un indicio de que el joven tiende a la depresión, tiene problemas familiares o de ajuste social. Quien se masturba está atrayendo sobre sí mismo complejos de culpabilidad; fomenta su egoísmo y se prepara físicamente como un fuerte candidato de eyaculación precoz en la vida de casado.

Pérdida de la virginidad y el llegar a ser sexualmente activO: La atmósfera de erotismo que rodea al noviazgo actualmente, los bombardeos gráfico-sexuales a través de los medios de comunicación, los bailes mundanos modernos, los programas de televisión, las películas sensuales y hasta pornográficas de Hollywood y muchas modas juveniles que tienden a la exhibición del cuerpo que son impuestas por gente sin temor a Dios, invitan constantemente a la pérdida de la virginidad y a ser sexualmente activos. Resulta, para nuestro criterio, increíble que hoy en día prácticamente se haya degradado la virginidad a planos en que se desprecia, se ridiculiza y hasta se demerite a alguien que quiera llegar virgen al matrimonio.

Embarazo en la adolescencia: Los adolescentes por lo general enfrascados en un noviazgo sin límites ni barreras, llegan a un punto en que no pueden controlar sus impulsos y acaban teniendo relaciones sexuales (“haciendo el amor”) con la falsa esperanza (ignorancia) de que a ellos no les va a pasar nada. Sin embargo, tienen una probabilidad de embarazo más alta de lo que ellos piensan. Los problemas de este tipo de embarazo son realmente serios: La embarazada ve su condición como una desgracia, una maldición o peor, un castigo de Dios.  Acude al muchacho que por lo general oscila entre los 14 a 18 años, el cual no quiere ni puede aceptar la responsabilidad de sus hechos. Ella le planteará el problema a sus amigas, quienes le aconsejarán (al igual que su novio) que lo aborte. Y por último se enterarán sus padres quienes en el mejor de los casos, pensarán en un matrimonio obligado y en el peor de ellos, en la posibilidad del aborto o en echar a la calle a esta “mala hija”,  “prostituta”, “maldita” y demás términos por el estilo. Si la joven decide tener el hijo, las dificultades serán muchas. No podrá seguir sus estudios y en la mayoría de los casos se verá seriamente limitada por unos ingresos muy escasos.

Enfermedades de transmisión sexual: Los adolescentes que por lo común mantienen relaciones sexuales, constituyen el grupo más vulnerable para adquirir todo tipo de enfermedades transmitidas sexualmente, entre muchas: la clamidiasis, el herpes genital, la sífilis, la gonorrea y el sida. La mejor manera de proceder en relación con las ETS es la prevención. Los jóvenes y adolescentes de ambos sexos deben conocer los peligros de las ETS y ser apercibidos del alto riesgo de infección a través de la actividad sexual fuera de los cauces del vínculo sagrado del matrimonio. Es necesario recalcar que los preservativos, si bien disminuyen el riesgo de contraer enfermedades, conllevan cierto margen de error. La única forma ciento por ciento segura para evitar el contagio es la abstinencia sexual (antes de casarse) y la fidelidad (al estar casado).

El matrimonio: Se hace necesario apuntar que un “noviazgo” bien establecido nos llevará al matrimonio en el que la visión de la sexualidad lejos de ser algo de naturaleza sucia e inferior, tiene su origen en nuestro Creador y es algo hermoso y trascendente, que puede ser una bendición para la constitución de hogares bien fundamentados y estables donde el milagro de la transmisión de la vida colme los legítimos deseos de gozo que todos los seres humanos tenemos.

Dejo a continuación algunos consejos para los adolescentes y jóvenes que están atravesando esta etapa tan crucial en sus vidas y que quieren agradar a Dios:

Deben, en lugar de buscar lazos sentimentales y emocionales, disfrutar de buenos amigos, de sana actitud, de trato agradable y respetuoso, que no sean mal intencionados ni morbosos.

Participen de actividades de grupo: recreativas, deportivas, sociales, de entretenimiento. Gocen su juventud de una manera sana, verán que en esa convivencia encontrarán afecto sin necesidad de comprometer sus sentimientos peligrosamente en un noviazgo infructífero.

Prepárense para la vida. Este punto es de suma importancia, por que de ello dependerá todo su futuro, ya que lo oportuno y vital en sus primeros años de juventud es prepararse: capacítense, estudien, gradúense, trabajen, construyan el futuro nido de amor. Todo es a su debido tiempo.

No se apresuren a caer en una relación comprometedora, nunca se van a quedar solos. Hombres y mujeres siempre habrán para elegir el mas conveniente y en el momento oportuno; sobre todo, el que Dios les tenga destinado. Así que busca a tu novio o novia dentro de la iglesia, que comparta tu fe, y desea siempre que sea más espiritual que tu.

Por último yo le digo a todo joven y señorita: Cuídense de las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Esto marcaría sus vidas para siempre. Jamás volverían a ser los mismos. Un enorme sentido de culpabilidad, indignación, repulsión, suciedad y carga vendría sobre ustedes de saber que le han fallado a Dios y a sus padres. Recuerden que el pecado siempre trae consecuencias, pero hacer la voluntad de Dios trae bendición sobre nosotros. Amén.

La Palabra de Dios nos dice:

“Honroso sea en todos el MATRIMONIO, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4).

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús….” (Colosenses 3:17)

“Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor” (2 Timoteo 2:22).

“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2 Corintios 6:14-15).



“Gracia y Paz”
Noviazgo y Matrimonio

¿ESTÁ TU VIDA ESPIRITUAL EN ASCENSO?



Colosenses 3:1-10
“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”.

Un piloto estaba volando por encima del desierto de Arabia, cuando se dio cuenta que su avión necesitaba combustible, por lo que aterrizó en un oasis en el cual había una estación de servicio, y allí llenó el tanque de su avioneta. De nuevo despegó, y al poco tiempo se encontraba volando sobre un área montañosa. Entonces escuchó un ruido detrás de él como si alguien estuviera arañando y royendo algo. Parecía que un animal se había introducido en el fuselaje del pequeño avión. El piloto se alarmó mucho, pues sabia que si un animal se comía los alambres eléctricos podía provocar un grave accidente. Pero era imposible aterrizar en aquel terreno tan escarpado. Entonces se le ocurrió una idea. Puso el avión en dirección de ascenso y aceleró al máximo, elevándose más y más hacia el cielo hasta que cesaron los ruidos. Mas tarde, cuando aterrizó en un aeropuerto, encontró una enorme rata del desierto que se había colado en el avión sin que él se diera cuenta cuando se detuvo a echar combustible. No estando acostumbrada a la altura del desierto, la rata no pudo sobrevivir cuando el avión se elevó a una altura mucho mayor.

Lo mismo sucede en nuestra vida espiritual. A medida que “nos elevamos” espiritualmente, y nos acercamos más a Dios, nuestra naturaleza pecaminosa y los malos hábitos del pasado dejan de existir. Los viejos patrones de vida no pueden sobrevivir en el nuevo nivel espiritual. Por eso, en el pasaje de hoy, el apóstol Pablo exhorta a los cristianos de la iglesia de Colosas a que busquen “las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios”. Y enfatiza en ello con una serie de instrucciones dirigidas a revelar en ellos la vida de Cristo. Con ese fin les dice: “Poned la mira en las cosas de arriba...”; “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros...”; “Dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.”; “No mintáis los unos a los otros...”

Ciertamente es nuestra responsabilidad actuar como hizo aquel piloto para salvar su vida. En primer lugar busquemos “las cosas de arriba”, fijando en ellas nuestra mirada, y “acelerando al máximo”, elevando nuestro nivel espiritual cada día de nuestras vidas. Quizás no siempre podamos lograrlo por nuestras propias fuerzas, pero si somos constantes en esta búsqueda, el Espíritu Santo nos recordará todo lo que Jesús dijo (Juan 14:26), y nos dará las fuerzas para llevarlas a la práctica (Efesios 6:10). Entonces podremos decir como dijo Pablo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Para ello es imprescindible vivir una vida de comunión con Dios por medio de la oración y la lectura de la Palabra diariamente, meditando en ella, y aplicándola en nuestro diario vivir.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, te ruego me des fuerzas y me capacites para actuar conforme a lo que me enseña tu Palabra, haciendo morir lo terrenal en mí, y dejando todo aquello que no glorifica tu nombre. Fortaléceme por medio de tu Espíritu, para que la imagen de tu Hijo se vea reflejada en mi testimonio. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

lunes, 29 de abril de 2013

VERDADEROS ADORADORES




“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:23-24).

“Gracia y Paz”

¿CONFIESAS TÚ TUS PECADOS?



1 Juan 1:9
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

El pasaje de hoy nos ofrece una de las promesas más maravillosas de la Biblia. Si confesamos nuestros pecados, entonces Dios perdona nuestros pecados y nos limpia de toda maldad. Está expresada de manera muy clara, sin embargo hay muchos cristianos que no entienden esta verdad en su totalidad y por lo tanto no la aplican a sus vidas. Debemos tener en cuenta que esta carta del apóstol Juan (la primera de tres cartas que él escribió) no fue escrita para los no creyentes con el fin de hablarles de la salvación de sus almas, sino que está dirigida a los creyentes para ayudarles a caminar con el Señor. También nos ayuda a conocer la diferencia entre nuestra relación con Dios y nuestra comunión con él.

Nuestra relación con Dios fue establecida desde el día en que genuinamente abrimos nuestro corazón aceptando a Jesucristo como salvador. En ese momento, por medio de la sangre derramada en la cruz del Calvario, fuimos perdonados, justificados y hechos hijos de Dios (Juan 1:12; Gálatas 4:4-7). El Espíritu Santo viene a morar en nosotros y comienza el proceso de santificación en nuestras vidas, el cual tiene como fin eliminar los hábitos y costumbres del pasado que no glorifican a Dios, fortalecer nuestra fe, darnos crecimiento espiritual, transformarnos y pulirnos, con el fin de que lleguemos a ser “conformes a la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29).

Durante este proceso, debido a la debilidad de nuestra naturaleza carnal, en ocasiones caeremos en pecado. Entonces el Espíritu Santo nos redarguye, y nos sentimos mal, y nos arrepentimos de haber pecado. Y venimos ante Dios, y le pedimos perdón, y salimos con un verdadero sentido de haber sido perdonados, satisfechos con nuestra condición espiritual. Pero cuando menos lo esperamos nos encontramos repitiendo el mismo pecado de nuevo, y necesitando otra vez el mismo perdón. Nuestra relación con Dios, como hijos suyos, está sellada por el Espíritu Santo, pero nuestra comunión con el Señor sí puede ser afectada negativamente por los pecados que permanecen en nuestras vidas. Por eso es necesario arrepentirnos de nuestros pecados y confesarlos. Un pecado no confesado es un pecado cuya raíz permanece en nuestro corazón y en cualquier momento puede brotar, y va a afectar nuestra comunión con Dios, y va a contaminar a los que nos rodean. Así lo advierte Hebreos 12:15: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”

El pecado constituye un obstáculo en nuestro caminar con el Señor, y hay que eliminarlo de nuestras vidas. En la carta a los Hebreos se expresa de esta manera: “Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:1-2). Es necesario despojarnos de todo aquello que interfiera en nuestra comunión con Dios, y enfocarnos en Jesús y las enseñanzas que él nos dejó.

Si nos quebrantamos de corazón y confesamos nuestros pecados de manera clara y específica, Dios nos perdona y nos limpia de toda maldad. Esta es la manera de tener una comunión profunda y libre de obstáculos con Jesucristo, quien es la fuente de tu fortaleza y quien te guiará, te protegerá y te proveerá cada día de tu vida. La confesión diaria es esencial en tu comunión con Dios, y debe formar parte de tu tiempo de oración. Esto debes hacerlo diariamente si quieres mantener una comunión viva y eficaz con tu Padre celestial.

ORACIÓN:
Padre santo, te doy gracias por tu misericordia al perdonarme a pesar de mis fallas. Confieso delante de ti todos mis pecados y te pido perdón por todos ellos. Ayúdame a ser fiel a tu palabra y, como dices en tu palabra, enséñame a velar por mi salvación con temor y temblor para que mi comunión contigo sea cada día más profunda y significativa. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

ORACIÓN



Padre eterno, hoy te agradezco por la vida que me das, agradezco tu misericordia y tu perdón, se que eres clemente, compasivo, lento para la ira y grande en amor. Tal vez durante este día me enfrentare con circunstancias, eventos y personas que me causen molestia, desagrado o incluso ira. Dios, tú conoces mi naturaleza pecaminosa, ayúdame a buscar tu rostro, ayúdame a caminar a tu lado. Forma en mi un espíritu semejante al tuyo, que perdone, que sea clemente, compasivo, lento para la ira y grande en amor. Abre mis ojos y ayúdame a comprender que puedo mejor cada día, sin necesidad de caer en la arrogancia, los enojos, los gritos e insultos, la inclemencia y el rencor, por favor ayúdame a vivir en los frutos de tu Santo Espíritu, en el nombre de Jesús, Amen.

“Gracia y Paz”

domingo, 28 de abril de 2013

“¿NO RECORDÁIS?”



Marcos 8:17-18
“¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?”

En dos ocasiones Jesús alimentó a la multitud multiplicando los panes (Marcos 6:34-44; 8:1-9), porque tuvo compasión de ella. Satisfizo dos clases de necesidades: –Sus necesidades espirituales: “eran como ovejas que no tenían pastor”. –Sus necesidades materiales: “ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer”.

Jesús recurrió a los discípulos para distribuir ese alimento a la multitud. Pero, rápido, quizás al día siguiente, esos mismos discípulos parecían no recordar lo que el Señor había hecho. Habían olvidado el poder y la gracia que manifestó al dar pan a la multitud. ¡Hablaban entre ellos como si aquel que sació a miles de personas no fuese capaz de dar pan al pequeño grupo de discípulos que se encontraba con él en la barca!

Falta de fe, olvido o desconocimiento de su amor y de su poder, ¡todo esto estaba en los discípulos! Y muy a menudo se halla también en nosotros. ¡Cuántas veces olvidamos todo lo que Jesús hizo! Estamos preocupados por nuestra vida y nuestro cuerpo (Mateo 6:25). Recordemos todo lo que Dios ha hecho por nosotros; y así, en todas las circunstancias, esto fortalecerá nuestra confianza en él y nuestro amor por él. “Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:2). “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 1:13).


“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

SEÑOR, ¿POR QUÉ TENGO QUE SUFRIR?



1 Pedro 5:10
“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”.

Cuando estamos en medio de una crisis que ha traído a nuestras vidas dolor y sufrimiento, por regla general vienen a nuestras mentes preguntas como "¿Por qué?", “¿Por qué Dios permite tanto sufrimiento?” Y aquellos que han conocido a Jesucristo añaden “¿Por qué a mí… si yo soy cristiano?” Preguntas como éstas abundan mucho en el vocabulario de los creyentes. Quizás inconcientemente nos aferramos a la idea de que una vez que aceptamos a Cristo como nuestro salvador, los sufrimientos y tribulaciones van a desaparecer de nuestras vidas y que todo va a marchar siempre “a pedir de boca”. Lo cierto es que no es así. La experiencia nos enseña que mientras caminamos en este mundo, al igual que los no creyentes, los cristianos encontramos muchas pruebas, algunas de las cuales traen con ellas una gran dosis de dolor y pesar que afectan nuestras vidas profundamente. Realmente no debía sorprendernos, pues Jesús mismo les dijo a sus discípulos: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Esta promesa del Señor implica una gran diferencia entre los inconversos y los creyentes cuando del resultado de las pruebas se trata. En los primeros, generalmente, hay una cierta dosis de desesperación pues no tienen a quien acudir, mientras que los segundos se encuentran bajo el cuidado amoroso de su Padre celestial, quien no sólo los consuela y los protege sino que además usa estas pruebas para darles crecimiento espiritual y fortalecer su fe. Así escribió el apóstol Pedro al dirigirse a un grupo de cristianos del Asia Menor que estaban atravesando por duras pruebas a causa de su obediencia a Cristo: “…aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:6-7).

Y en el pasaje de hoy, parte de la misma carta, Pedro les recuerda en primer lugar que poseen una herencia celestial en Jesucristo, y entonces les dice: “Después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”. Es decir, su sufrimiento no sería en vano, pues por medio de él Dios llevaría a cabo su propósito de limpiarlos, purificarlos y perfeccionarlos con el fin de disfrutar de la gloria junto a él. Esto es parte del proceso de santificación. El propósito final: Que seamos "hechos conformes a la imagen de su Hijo" (Romanos 8:29).

Nuestras pruebas no suceden por casualidad, y Dios nunca nos dejará en ellas más tiempo del estrictamente necesario. Nunca, más de lo que podamos resistir. Ya sea una tentación a la que nos enfrentemos o una dura prueba por la que estemos pasando, el Señor está atento a nuestra situación, y nunca nos abandonará. El apóstol Pablo nos lo asegura en 1 Corintios 10:13: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. Esta declaración debe ser motivo de aliento para todo aquel que ha puesto su confianza en Dios.

Si en estos momentos te encuentras en medio de una crisis dolorosa, piensa que nuestro Padre celestial, que te ama tanto, está en control y muy atento a tu sufrimiento, mientras te está preparando para cosas tan preciosas que no puedes siquiera imaginar. No preguntes “¿Por qué?”, sino más bien “¿Para qué?” Y busca el rostro del Señor en oración, alábalo y dale gracias por esa prueba ahora mismo. El Espíritu Santo te dará fuerzas y te llenará de la inefable paz de Dios.

ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, te doy gracias por todo lo que permites en mi vida, incluyendo las pruebas y los sufrimientos. Aumenta mi fe y dame fuerza y paciencia para esperar en ti sabiendo que todo resultará en bien para mí y los míos. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

¿QUÉ ORDENA EL SEGUNDO MANDAMIENTO?




“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra: No te inclinarás á ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, á los que me aborrecen, Y que hago misericordia en millares á los que me aman, y guardan mis mandamientos” (Éxodo 20:4-6).

El segundo mandamiento prohíbe la adoración y fabricación de imágenes. En esta prohibición están incluidos los ídolos, imágenes y muñecos de oro, plata, yeso, etc. que se encuentran en los templos católicos. Este mandamiento trata con la adoración de Dios a través de las imágenes. El texto dice: “No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás”. Es importante señalar que este mandamiento no prohíbe el arte, la pintura o la escultura, sino que prohíbe el uso de imágenes religiosas en la adoración de Dios.

Algunas personas creen que se prohíbe que hagamos imágenes de cualquier cosa. Si esto fuera así, entonces estaría prohibido sacar fotos, ver la televisión, el cine, los periódicos, revistas e incluso el uso del dinero, pues aún los billetes traen imágenes. Tal interpretación de este mandamiento es absurda. El mandamiento incluye cualquier semejanza de las cosas en el cielo, en la tierra y en las aguas debajo de la tierra para adorar al Señor.

Entonces, no importa si es un crucifijo, un cristo, una medalla, un escapulario, una virgen o algún supuesto santo. También cualquier otro objeto que “sirva” para dar protección contra los peligros, accidentes, enfermedades o para hacer huir a los malos espíritus (brujerías y supersticiones tales como los amuletos, los signos del horóscopo, etc.). Todas estas cosas son prohibidas por Dios en el segundo mandamiento.

Igualmente prohíbe el uso de figuras y estatuas de Jesucristo como hombre, porque todas ellas se hacen en la semejanza del hombre ideal, tal y como es concebido por los hombres. En este punto debemos advertir acerca del peligro de que un mal uso del material didáctico en la escuela dominical se convierta en una transgresión de este mandamiento.

¿Para qué sirven las imágenes? ¿Qué dicen aquellos que hacen uso de las imágenes y estatuas en la adoración para defenderse y justificar el uso de estos objetos? ¿Cuál es su propósito? Su respuesta a estas preguntas siempre es la misma: dicen que las imágenes nos ayudan en la adoración de Dios. Los grupos católicos dicen que tales objetos nos ayudan a acordarnos de Dios y a estar conscientes de su presencia. En otras palabras dicen que los ídolos son una manera para dar sustancia y realidad a nuestro concepto de Dios. Dicen que sin imágenes, sin cuadros y sin estatuas, la adoración resulta más difícil. Las imágenes son una representación visible de Dios que nos ayudan a concentrarnos en El.

Los católicos dicen que no adoran a la imagen o al ídolo sino al “espíritu” que representa. Esta es la misma respuesta que dan todos los idólatras en todas partes del mundo. Dicen que no tienen la intención de venerar a la imagen, sino que están adorando a su dios a través o mediante el uso de la imagen. Debemos tomar en cuenta lo siguiente: siempre cuando los hombres han hecho imágenes o ídolos visibles de sus dioses, más tarde legan a pensar que las imágenes mismas se encuentran habitadas por dichos dioses. Siempre las imágenes llegan a ser el centro de la adoración en lugar de aquello que supuestamente representan. En vez de ayudar a los adoradores, las imágenes los han llegado a confundir. Todo esto resulta al final en que los adoradores se postran ante sus ídolos y los adoran.

Algunas veces la transgresión del segundo mandamiento se disculpa argumentando que no están adorando al ídolo, sino sólo lo están venerando. Sin embargo, las mismas personas que veneran no pueden explicar cuál es la diferencia entre adorar y venerar. La verdad es que por más que quisieran demostrarlo, en realidad adorar y venerar es lo mismo.

¿Por qué Dios prohíbe las imágenes? ¿Por qué prohíbe Dios la fabricación de ídolos o la adoración por medio de imágenes? Vamos a dar cuatro respuestas:

En primer lugar, Dios prohíbe cualquier intento de hacer una imagen o una representación visible de El, porque de ninguna forma es posible hacer una imagen verdadera de El; nada es capaz de representarlo. La naturaleza y el carácter de Dios no pueden ser representados por medio de ninguna imagen. En otras palabras, Dios como Espíritu, no tiene ninguna semejanza a las cosas materiales de este mundo. Cristo dijo: “Dios es espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (en Juan 4:24).

Aún más importante, Dios como un ser vivo, infinito y personal, prohíbe que hagamos una representación visible de El. Cualquier intento de representar al “Dios infinito” por medio de cosas “finitas” no sólo fracasa sino que es un grave pecado. Ofende fuertemente a Dios pues le ubica al nivel de una criatura y aún más bajo. Las imágenes deshonran a Dios porque empañan su gloria. “Porque habiendo conocido á Dios, no le glorificaron como á Dios, ni dieron gracias; antes se desvanecieron en sus discursos, y el necio corazón de ellos fue entenebrecido. Diciéndose ser sabios, se hicieron fatuos, Y trocaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, y de aves, y de animales de cuatro pies, y de serpientes” (Romanos 1:21-23).

En todo el universo ja mas se encontrará una imagen verdadera de Dios. Por lo tanto, no sólo hacer, sino concebir imágenes de Dios es en sí mismo un acto impío. Corrompe su majestad y gloria y se les imagina como no es. Dios se ha manifestado por medio de sus atributos. Su gloria consiste de la suma o la totalidad de estos atributos: su santidad, su justicia, su soberanía, su amor, su omnipotencia, su ira, etc. (Éxodo 33:18-19 y 34:5-8).

Todos aquellos que fabrican ídolos junto con aquellos que los respetan y veneran, manifiestan abiertamente que no conocen a Dios y que no saben nada de su gloria. Cualquier cristiano sabemos la realidad de la omnipresencia de Dios (que Dios está en todas partes), por lo tanto no podemos hacer ni mucho menos adorar a un ídolo. Por ejemplo ¿No sería ridículo postrarse ante un cuadro de cualquier presidente cuando uno estuviera en la presencia misma del ese presidente? La naturaleza espiritual de Dios y su omnipresencia dan por hecho que Dios no puede ser adorado ni honrado a través de ningún ídolo ni imagen. Nosotros los que creemos en el Dios Vivo no necesitamos hacer una representación física de él porque él es Espíritu y es omnipresente.

Además, no es posible representar ninguno de los atributos de Dios por medio de imágenes. Por ejemplo, la existencia eterna de Dios no puede ser representado por ningún ídolo. La santidad de Dios no puede representarse por ninguna imagen. La justicia de Dios no puede ser representada por ningún dibujo. Es imposible representar la soberanía de Dios por alguna semejanza. Su misericordia y su amor tampoco se pueden representar por medio de cosas visibles. En la profecía de Isaías, Dios pregunta: “¿A qué pues haréis semejante á Dios, ó qué imagen le compondréis?” (Isaías 40:18).

Solo aquellos que tienen desconocimiento, falsas doctrinas y conceptos erróneos de Dios pueden honrar las imágenes que supuestamente le representan. Solamente aquellos que no saben nada de la verdadera naturaleza y carácter de Dios son engañados y caen en este pecado. Dios toma a esos adoradores de ídolos e imágenes como una blasfemia, porque disminuyen su verdadera gloria. De hecho, Dios mismo dice que tales personas no le aman sino por el contrario, le aborrecen (Éxodo 20:5). Muchas personas se escandalizan con la idolatría de las tribus antiguas del mundo, quienes adoraban piedras, troncos, volcanes, supuestos extraterrestres, etc. sin darse cuenta que ellos cometen el mismo error.

En segundo lugar, Dios prohíbe las imágenes porque por medio de éstas, quienes las promueven,  enseñan mentiras. Cada imagen o representación de Dios no es sólo una mentira acerca de El, sino que también enseña mentiras acerca de El. Las imágenes no solo sugieren ideas falsas acerca de Dios, sino que imprimen en la mente humana errores de todo tipo respecto a su carácter y su voluntad. El apóstol Pablo explica cómo los idólatras cambian la verdad de Dios por una mentira (Romanos 1:25). Habacuc 2:18 dice lo mismo: “¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿la estatua de fundición, que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra?” Cada ídolo o imagen enseña mentiras porque representa a Dios de una manera falsa y se le blasfema. Cualquier persona que analice siquiera un poco debe darse cuenta de que Dios como un ser vivo, eterno, infinito y personal, no puede ser representado por ninguna clase de material. Las imágenes mienten porque pretenden representar a Dios cuando en realidad no lo hacen.

Las imágenes mienten porque limitan a Dios quitándole sus atributos. Limitar a Dios es lo mismo que negarlo; mienten porque distorsionan su carácter. Muy lejos de revelar el carácter verdadero de Dios, las imágenes le presentan de una manera equivocada; las imágenes mienten porque obscurecen la verdad acerca de Dios, es decir, ocultan al Dios verdadero en lugar de revelarlo; las imágenes mienten porque reducen a Dios a un nivel meramente humano; peor aún, “le encierran” en un pedazo de yeso y dan la idea de que puede ser controlado y manejado por los hombres; las imágenes mienten acerca de Dios porque niegan su verdad y su gloria.

Cabe señalar que el Nuevo Testamento enseña que Satanás está detrás de cada ídolo que los hombres han hecho (1 Corintios 10:19-20). Sea que los hombres se percaten de ello o no, la Biblia dice que es el “padre de mentiras” quien inspira la fabricación y la adoración de las imágenes mentirosas. El diablo quiere que los hombres crean que Dios es semejante a una piedra o a un muñeco de madera. Todas las personas que respetan y veneran las imágenes, honran y sirven al diablo y no a Dios. Su “sinceridad” y su ignorancia no les quita la culpa de estar transgrediendo el mandamiento divino.

En tercer lugar, Dios prohíbe las imágenes porque destruyen la naturaleza verdadera de la adoración. La naturaleza misma de la adoración no permite el uso de imágenes ¿Por qué? Porque Dios quiere que se postren ante El y no ante una imagen. Dios quiere que le adoremos con todo nuestro corazón; quiere la veneración que viene del alma y del espíritu, no un rito externo que no es más que el movimiento de nuestros labios o nuestro cuerpo. Millones de personas se han acercado a un ídolo y se han inclinado ante él; sin embargo, estas mismas personas jamás se han inclinado ante el Dios verdadero, ni tampoco se someterán a El.

Por otra parte, no es posible adorar a Dios a menos que lo hagamos en la manera que El ha señalado. No es posible adorar a Dios a menos que sea en espíritu y en verdad. Es por ello que la idolatría destruye la adoración verdadera. En Colosenses 2:20-23 el apóstol nos advierte respecto de aquellos que practican un “culto voluntario” en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres. La frase “culto voluntario” se refiere a lo que es de invención humana, o sea una forma de adoración que no ha sido autorizada por Dios. Todos aquellos que ofrecen a Dios su particular “culto voluntario”, en realidad no están adorando a Dios del todo. Y no hay duda de que el uso de imágenes en la adoración o cualquier práctica no autorizada por Dios es reprobado por la instrucción apostólica.

El cuarto motivo por el cual Dios prohíbe las imágenes es porque destruyen la naturaleza verdadera de la fe. La verdadera fe cristiana está basada en la revelación que Dios nos ha dado de sí mismo en su palabra escrita. Dios se ha manifestado no por medio de una imagen, sino por medio de un libro y por medio de una persona. El libro es la Biblia y la persona es el Señor Jesucristo. Amen.

El cristianismo verdadero consiste de una relación viva y personal con Dios (el Dios verdadero de la Biblia). Entramos a esta relación personal con Dios por medio de la fe en Cristo. El lado maravilloso de este segundo mandamiento es que creamos en Cristo, que creamos en Dios tal como se ha manifestado en la persona y la obra de Cristo. De acuerdo a 2 Corintios 4:4-6, Dios ha manifestado su verdad y su gloria en la persona y la obra de Cristo. Hebreos capítulo 1 nos dice que Cristo es el resplandor de su gloria y la misma imagen de su sustancia. En Juan 14 Cristo dijo a sus discípulos: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Cristo es la única manifestación “visible” de Dios. Cristo es Dios hecho carne. Amen.

Ahora surge la pregunta ¿Cómo podemos ver a Jesucristo? La respuesta es que podemos verle a través de la Biblia con los ojos de la fe. Dios nos da entendimiento espiritual, ojos para ver, oídos para oír y un corazón para creer. La fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios (Romanos 10:17). La fe significa creer, confiar y someternos a Cristo, tal como lo vemos en la palabra de Dios. Las imágenes desvían la atención de los hombres fuera de la palabra de Dios y no les permiten ver la verdad acerca de la persona y obra de Cristo. Detrás de cada imagen está la incredulidad, está un corazón incrédulo que no cree la palabra de Dios, ni tampoco en Cristo. La verdadera fe en Cristo es el don de Dios; no es el resultado o el producto del uso de imágenes inventadas por los hombres.

Las imágenes mentales de Dios: No todas las imágenes falsas de Dios están solo en los templos católicos o paganos; también existen en las mentes y los corazones de los hombres incrédulos. Con frecuencia se oye decir frases como la siguiente: “Me gusta pensar en Dios como el gran arquitecto o artista, o yo no pienso en Dios como un juez, sino sólo como un padre amoroso”. Es importante señalar que quienes se sienten libres para pensar de Dios como a ellos les gusta, también están quebrantando el segundo mandamiento. No tenemos el derecho para pensar en Dios como nos guste.

La triste realidad es que todos los que no conocen al Dios verdadero fabrican o inventan un Dios falso en sus mentes. El mundo está lleno de personas que sostienen ideas falsas acerca de Dios, y esto es debido a que se niegan a creer lo que Dios ha dicho de sí mismo en su palabra. Es en este sentido que podemos hablar del dios de la imaginación del hombre. Cada uno debe preguntarse ¿Cuál es la imagen de Dios que tengo en mi mente? ¿Acaso no tendremos una imagen falsa de Dios en nuestros corazones? Cuántas personas preferirían que Dios fuera como ellos piensan y no como en realidad es.

¿Cuáles son algunas de las características de este “dios” imaginario, que existe solo en la mente de los hombres? Podemos decir que es un dios más semejante a un hombre que al Dios verdadero. Es un dios compuesto de puro amor, que ama a todos los hombres sin importar sus pecados, un dios que no castiga el pecado en el infierno, un dios impotente y frustrado que no es capaz de hacer su voluntad, un dios débil e indulgente que puede ser dirigido, manipulado y aún sobornado por los hombres. Es el dios que existe sólo para cumplir los caprichos y deseos de ellos, un dios de bolsillo que tiene que sujetarse al supuesto “libre albedrío” de los hombres; en fin, un dios que no es santo ni soberano y que es realmente indigno del nombre “dios”.

Aquí queda al descubierto la fuente y el origen de toda idolatría. A los hombres incrédulos y rebeldes, les gusta fabricar para sí mismos un dios semejante a ellos.

La idolatría y la ira de Dios: Todas las personas que adoran ídolos o que respetan las imágenes religiosas en cualquier sentido son señaladas por Dios como los objetos especiales de su ira y su castigo. Dios dice en Éxodo 5:20 que todos los idólatras le aborrecen y en Deuteronomio 7:9 Dios dice que dará el pago en su cara a quienes le aborrecen, destruyéndoles. Dice que no dilatará el castigo a quien odia, sino que en su cara le dará el castigo. Entonces, la idolatría es un pecado que despierta la ira de Dios en una forma especial.

Cuando en Éxodo 20 dice que visitará la maldad de la idolatría sobre ellos y sobre sus hijos hasta la tercera y cuarta generación, esta diciendo que hay una maldición especial que viene sobre los idólatras en forma perpetua. Es decir que es una maldición generacional la cual se extiende tan lejos como los propios idólatras alcanzan a ver. Esto resulta en dejar a sus descendientes a sí mismos para que cometan la misma idolatría, el mismo pecado; lo cual produce una maldición interminable.

¡Entonces con cuanta razón debemos guardar la advertencia Bíblica que dice: “Hijitos, guardaos de los ídolos. Amen” (1 Juan 5:21).


“Gracia y Paz”
Verdades Bíblicas

sábado, 27 de abril de 2013

¿TE SIENTES CON LA MORAL POR LOS SUELOS?



Salmo 142:1-5
“Con mi voz clamaré al Señor… Delante de él expondré mi queja; delante de él manifestaré mi angustia… Conociste mi senda…Tú eres mi esperanza”.

Hebreos 13:6
“El Señor es mi ayudador”.

David, quien llegaría a ser rey de Israel, pasó por la cueva de la depresión a causa de los celos de Saúl, quien llegó a ser su enemigo. Perdió su posición en la corte, tuvo que dejar a su mujer para salvar su propia vida, abandonar a Jonatán, su íntimo amigo… Dijo que era perseguido como “una perdiz por los montes” (1 Samuel 26:20).

¿Ha perdido usted a su cónyuge o a su mejor amigo? ¿Está sin trabajo, tiene problemas de salud o de dinero? ¿Un amigo le dio la espalda? ¿Qué hace usted cuando lo que era su seguridad viene abajo, cuando ya no sabe adónde ir? ¿Le sumergen la pena, el miedo, la desesperación o la rebeldía?

¡Quizá como el rey David, usted huyó a su cueva, lamentándose de su suerte! ¿Cómo se las arregló David? Primeramente levantó los ojos al cielo y miró hacia Dios, quien es luz y fuerza. Reconoció su propia miseria y a Dios como su verdadero refugio. Liberado de su «cárcel», halló más que la paz y la serenidad junto a su Dios; deseó alabar su nombre.

Cuando todo le falta, recuerde que aún existe Alguien junto a quien usted puede ir, alguien que siempre se preocupa por usted. Es el gran Dios del cielo y de la tierra, nuestro Padre celestial. Él no dejó de amarnos y dio la prueba de ello al enviar a su Hijo para el perdón de nuestros pecados. Desde ahora, confiemos en él.


“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

TODA UNA VIDA DE SANTIDAD



Romanos 12:1-3
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.

Al poner nuestra fe en Jesucristo, los creyentes somos santificados, es decir, apartados para el propósito de Dios. A diferencia de la salvación, que se produce en un instante, la santificación es un proceso que dura toda una vida. Quienes hemos confiado en Cristo como Salvador, y permitido que su Santo Espíritu controle nuestras vidas, estamos siendo santificados en el presente, no importa lo que podamos sentir o cómo parezcan nuestras acciones a los demás. Estamos progresando en la madurez de nuestra fe.

Si estamos progresando en nuestra vida cristiana, entonces tenemos que estar avanzando hacia algo. El apóstol Pablo explicó la misión del cristiano de esta manera: “Porque a los que [Dios] antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29). El carácter, la conducta y la conversación de un creyente deben reflejar a Cristo.

Por nuestra propia cuenta, pondríamos demasiado énfasis en la conducta y quedaríamos atrapados por la obediencia a las reglas y a las ceremonias que parecen cristianas, pero que no reflejan en verdad a Cristo. Pero Dios nos ha dado a cada creyente su Espíritu para que nos enseñe y nos guíe. La obra del Espíritu Santo es transformar nuestras mentes y corazones para que nuestro carácter sea diferente al de las personas que no conocen a Cristo. Solo cuando estamos bajo el control del Espíritu podemos hablar y actuar de acuerdo con lo que somos realmente:  hijos de Dios.

Nuestro Padre celestial quiere que sus hijos seamos ejemplos vivos y un reflejo de lo que Él es. El Señor espera que busquemos la perfección de nosotros día con día; Él nos enseña a pensar y actuar para que podamos “[andar] como es digno de la vocación con que [fuimos] llamados” (Efesios 4:1).

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

ORACIÓN



Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, Padre de amor y de misericordia, ante ti me postro dejando en tus manos todos mis problemas, mis angustias, mis imposibles, mis limitaciones, y todo, sabiendo que no hay nada en este mundo más grande que tú. Y ahora mismo te pido humildemente que tú te hagas cargo de ellos y que hagas tu voluntad en mi vida y me des fuerza, y me levantes en victoria para que tu nombre sea glorificado. En el nombre de Jesús, Amén.

DIOS ES MAYOR QUE TUS PROBLEMAS



Isaías 40:28-31
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

El mundo en que vivimos está lleno de problemas de todo tipo. Esto no debe extrañarnos si consideramos que, en su evangelio, el apóstol Juan llama al diablo “el príncipe de este mundo” (Juan 14:30). Y si Satanás es "el príncipe de este mundo”, ¿podemos acaso esperar que haya paz, amor y gozo en el mundo? Todo lo contrario, como dice Gálatas 5:19-21, lo que debemos esperar son problemas, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, envidias, homicidios y cosas semejantes a estas.

Por eso Jesús advirtió a sus discípulos: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Ciertamente, en el transcurso de nuestras vidas, no podremos evitar los problemas y las aflicciones, pero si confiamos en el Señor, esos problemas no nos destruirán, sino que serán usados por Dios para fortalecer nuestro carácter e irnos puliendo espiritualmente de manera que lleguemos a ser conformes a la imagen de su Hijo Jesucristo, que es su propósito, según nos dice Romanos 8:29. Y si nos mantenemos firmes en nuestro amor al Señor, podremos estar seguros que cualquiera sea el problema, el final será de bendición para nosotros, como afirma Romanos 8:28. El amor, el gozo y la paz provienen de una intima comunión con Dios, cuando el Espíritu Santo produce su fruto en nuestras vidas (Gálatas 5:22, 23).

El Señor hoy habla directamente a aquellos que tienen la tendencia a concentrarse demasiado en esas situaciones problemáticas, de manera que los problemas empiezan a parecer enormes y la fortaleza del Dios todopoderoso parece pequeña. En lugar de mover montañas por medio de la fe, estas personas se preocupan todo el tiempo creando montañas de presiones innecesarias que les afectan a ellos y a los que les rodean. A ellos el profeta Isaías les recuerda: “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra?” Él no desfallece, no se cansa, nadie tiene su entendimiento y su sabiduría, y todo aquel que le busca recibe nuevas fuerzas. Dios es mayor que el mundo que él creó, “las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo” (Isaías 40:15), y los habitantes de la tierra son para él “como langostas” (v.22). Es decir, Dios es inmensamente más grande que el universo, los planetas, los moradores del mundo que él creó, y por supuesto, que cualquier problema que pueda surgir en cualquier momento y en cualquier lugar.

Esta seguridad debe ser más que suficiente para que depositemos en Dios nuestra confianza aun en medio de los problemas y las dificultades. Si dependemos del Señor en lugar de concentrarnos en nuestros inconvenientes y las circunstancias que nos rodean, él renovará nuestra fortaleza, y las alas de la fe levantarán nuestros corazones por encima de nuestras dificultades. Quizás algunas de ellas sean muy grandes pero si confiamos podremos verlas mucho más pequeñas que nuestro gran Dios. Y esto cambia totalmente la perspectiva de nuestra situación.

Si en estos momentos los problemas te agobian, es hora de actuar en fe. Quizás has orado mucho por esta situación, pero además de venir delante de Dios y decirle: "Yo tengo un tremendo problema", es necesario que también le digas al problema: "¡Yo tengo un tremendo Dios!". Esta declaración de fe, salida de un corazón totalmente confiado en el poder de Dios abre las puertas de la victoria no importa lo grande y difícil que sea tu problema.

ORACIÓN:
Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, Padre de amor y de misericordia, ante ti me postro dejando en tus manos todos mis problemas, mis angustias, mis imposibles, mis limitaciones, y todo, sabiendo que no hay nada en este mundo más grande que tú. Y ahora mismo te pido humildemente que tú te hagas cargo de ellos y que hagas tu voluntad en mi vida y me des fuerza, y me levantes en victoria para que tu nombre sea glorificado. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

viernes, 26 de abril de 2013

¿TE SIENTES DESALENTADO?



Salmo 139:7-10
“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra”.

La mayoría de nosotros anhela tener una sensación de confianza y seguridad en esta vida. Ve si el siguiente escenario te describe a ti: Al final de tu día o de tu semana, te sientes agotado. Tus nervios ya no aguantan más; pareces estar en una temporada de pruebas, caminando pesadamente a través de valles, de aguas y de fuegos. Sabes que la Biblia dice que el Señor es omnisciente y que usa todas las cosas para bien, pero los sentimientos de aislamiento y desánimo te dejan con la duda si Él está consciente de la situación.

Si esto te suena familiar, entonces necesitas recordar que tu no estás transitando por esta vida solo. Nuestro amoroso Padre celestial está y ha estado con cada creyente todos y cada uno de sus días. Él viaja con nosotros lado a lado, tomando nuestra mano. Estamos caminando en la presencia del Dios viviente, cuyo Espíritu mora con y en nosotros (Juan 14:16, 17).

No importa en qué temporada de la vida te encuentres tu, y no importa cuán larga, corta, dolorosa o fácil pueda ser esa temporada, Dios quiere que sepas que nunca estás solo. Él está contigo siempre (Mateo 28:20). Deja que esta verdad te sirva de aliento.

David reflexionó en cuanto a esta seguridad en el Salmo 139; comprendió que no importa dónde podamos ir, el Señor está allí con nosotros. Nunca estamos más allá del alcance de un Dios que está lleno de misericordia, benignidad y consuelo (1 Crónicas 16:34; 2 Corintios 1:3).

Recuerda que Dios es fiel y omnipresente. Tu tienes un compañero en esta vida, un amigo que es más fiel que un hermano (Proverbios 18:24), y Él nunca te dejará ni desamparará. Disfruta hoy un tiempo maravilloso en compañía de Él.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

¿CREES TÚ QUE DIOS QUIERE USARTE?



1 Corintios 1:26-31
“Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor”.

Quizás en algún momento has dicho: “Me gustaría servir al Señor, pero no tengo dones”, O “No tengo la capacidad necesaria”, “¿Acaso querrá Dios usarme?”

La respuesta a esta pregunta se encuentra en la Biblia. Por ejemplo vemos en el libro de Éxodo que Dios llamó a Moisés para encomendarle la tarea de liberar a Israel de la esclavitud en Egipto. Pero Moisés, temeroso e incapaz de expresarse bien, le dijo: “¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua” (Éxodo 4:10). Dios le aseguró a Moisés que él estaría a su lado en todo momento. Moisés obedeció y el Señor manifestó su poder hasta que los israelitas salieron de Egipto con rumbo a la tierra prometida.

En el Nuevo Testamento, cuando Jesús decidió llamar a unos cuantos hombres para que le ayudaran en su ministerio, los primeros que llamó fueron pescadores, hombres rústicos y sin mucha cultura y educación. También entre los pioneros estaba un publicano, odiado por el pueblo pues su función era recaudar impuestos para el imperio romano. Nada de esto tuvo en cuenta Jesús cuando decidió llamarlos para que sirvieran a su lado.

Saulo de Tarso era un fariseo, perseguidor de cristianos a los que torturaba y encarcelaba. En una ocasión, cuando se dirigía a la ciudad de Damasco en gestiones para continuar su persecución de los cristianos, Jesús se apareció ante él, y entonces Saulo cayó a tierra completamente ciego. Fue entonces que el Señor llamó a un discípulo llamado Ananías, y le encomendó que fuera adonde estaba Saulo y le pusiera las manos encima para que recobrara la vista. Allí el Señor le dijo: “Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel” (Hechos 9:15). Nunca antes de este momento ni nunca después, la Biblia menciona a este hombre conocido sólo como Ananías, pero la gran importancia y la trascendencia de su participación en el plan de Dios es evidente, pues aquel Saulo fue más tarde conocido como el apóstol Pablo, uno de los más grandes evangelistas de todos los tiempos.

A través de toda la Escritura, de Génesis a Apocalipsis, Dios usó a pastores de ovejas, a pescadores, agricultores, a jóvenes y ancianos, a hombres y mujeres de toda condición social para llevar a cabo su obra y registrar sus palabras en la Biblia. Aunque hoy en día tenemos métodos espectaculares, tecnología avanzada, medios de comunicación masiva y súper iglesias, es la gente ordinaria la que hace la obra extraordinaria. Una abuela ora fielmente por sus nietos y habla con cada uno de ellos respecto a confiar en Cristo como Salvador. Un empleado de oficina testifica a sus compañeros de trabajo acerca de las maravillas que Cristo ha hecho en su vida. Una mujer cristiana les lleva comida a sus vecinos que no son creyentes mientras su bebé se encuentra hospitalizado y les asegura que está orando por ellos.

Cuando preguntamos: “¿Desea Dios usarme?”, la respuesta es clara. Dios ha estado usando personas ordinarias como tú y como yo durante miles de años. ¿Por qué habría de cambiar ahora? El plan de Dios es usarnos a nosotros para llevar al mundo inconverso las buenas nuevas de salvación por medio de Jesucristo. No hay otro plan. Si éste no se lleva a cabo, entonces miles y miles de personas no conocerán el evangelio y serán condenados por toda la eternidad. Ponte en las manos del Señor y únete a su plan de salvación.

ORACIÓN:
Bendito Padre celestial, te doy gracias porque, a pesar de mis defectos y debilidades, tu te haz fijado en mi para darme la oportunidad de servirte, para que tu nombre sea glorificado a través de mí testimonio y de mi servicio. Te ruego me capacites por medio de tu Santo Espíritu para llevar adelante tu plan de salvación para este mundo. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

ORACION





Bendito Padre celestial, te doy gracias porque, a pesar de mis defectos y debilidades, tu te haz fijado en mi para darme la oportunidad de servirte, para que tu nombre sea glorificado a través de mí testimonio y de mi servicio. Te ruego me capacites por medio de tu Santo Espíritu para llevar adelante tu plan de salvación para este mundo. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”

jueves, 25 de abril de 2013

EL GOZO HUMANO Y EL GOZO DIVINO



Hechos 14:17
“Dios… no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones”.

1 Pedro 1:8
“…En quien creyendo (Jesucristo), aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso”.

En la Biblia, el gozo y la felicidad son evocados más de 800 veces. Eso significa que la Biblia contiene un mensaje esencial para tener una vida feliz.

Las simples alegrías de la vida forman parte del plan de Dios para el hombre. ¡Es él quien nos las da! Por ejemplo, el gozo que trae una cosecha, una comida, el nacimiento de un bebé, el gozo que experimentamos ante la belleza de la naturaleza. A menudo Jesús anunció el reino de Dios usando esas sencillas alegrías. ¿Sabemos alegrarnos con simplicidad y frescura ante las múltiples bendiciones que Dios nos da cada día?

Sin embargo, Dios nos invita a ir más allá, a no detenernos en el carácter humano del gozo que recibimos. Nuestras alegrías toman su verdadera dimensión cuando son vividas en relación con Dios, pues la alegría del cristiano es ante todo una alegría espiritual. Es el gozo de conocer a Dios como Padre. Al ser conscientes de su amor, nuestros temores y lágrimas se borran para dejar paso a la alegría de ser amados por Dios y de poder decirle: ¡“Padre”!

Este gozo es más elevado que todas las alegrías humanas. Para gozar de él, vayamos a la fuente, al Dios bienaventurado. Hallarlo por la fe hace que en nuestra vida nazca el gozo perfecto de Cristo, es decir, el que nunca dejará de existir.


“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

FALSOS APÓSTOLES Y PROFETAS PREDICADORES DEL DIABLO



Colosenses 2:8
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”.

2 Timoteo 4:1-4
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”.

Todos ustedes falsos apóstoles y profetas adoradores de sus dioses mammon y balaam,  llegará la hora en que estarán en las tinieblas de afuera, vestidos en opulencia pero como el rico de la parábola de Lázaro estarán rogando por probar un poquito del agua de vida.

Ustedes se vuelven ricos predicando otro evangelio y a otro cristo y no quieren volverse pobres en espíritu, deberían estar guardado tesoros en el Cielo para que en el día de su muerte se pudieran regocijar en la hermosura y el amor del verdadero reino de Dios, sin embargo ustedes andan vestidos llenos de la opulencia de este mundo y lo que les aguarda es comparecer ante la corte más temible de todas, el gran juicio ante el Gran Trono Blanco.

Por el contrario los pobres de la tierra, pero ricos en fe, estaremos festejando en las suntuosas riquezas del Reino. Estaremos bailando y cantando con alegría, jugando como niños en los prados verdes del Gran Reino del Rey de reyes y Señor de señores. Amen.


"Gracia y Paz"
Tiempos de Apostasía

BENDICIÓN ARONICA



BENDICIÓN ARONICA
Y Yahweh le habló a Moisés diciendo: 
Habla ante Aarón y ante sus hijos, diciendo:
Así bendecirás a los hijos de Israel, diciéndoles:
Que Yahweh os bendiga y os proteja;

Que Yahweh haga brillar Su rostro frente a vosotros y os otorgue Su gracia;
Que Yahweh eleve Su rostro hacia vosotros y os dé paz. 
Y ellos pondrán Mi Nombre sobre los hijos de Israel y Yo los bendeciré”.

http://youtu.be/Hn0LBMPxWBM


Judas 25
“Al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén”

¿CÓMO TE COMPORTAS EN MEDIO DE LA PRUEBA?



Jeremías 29:4-7
“Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia: Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz”.

El pueblo de Israel había pecado abiertamente y había violado su sagrada relación con Dios. Por esta razón, el Señor los entregó cautivos al rey de Babilonia, y les dijo, por medio del profeta Jeremías, que servirían a este rey durante setenta años (Jeremías 25:11). Jeremías les da instrucciones de parte de Dios acerca de lo que ellos debían hacer durante todo ese tiempo en el cautiverio. Les manda que construyan casas, que siembren, que recojan la cosecha y coman de ella, que se casen y se multipliquen, es decir, aun en medio de ese período de prueba, debían continuar su vida normal mientras esperaban que llegara el momento de su liberación setenta años después. Y lo más importante: debían vivir en paz con todos los del lugar donde habían sido llevados, y debían buscar el rostro del Señor en oración rogando por la paz de esa ciudad.

Son muy diversas las razones por las que una prueba se desarrolla en nuestras vidas. Muchas veces son consecuencia de nuestro comportamiento, como sucedió al pueblo de Israel; otras veces son producto de una decisión equivocada de nuestra parte, y en ocasiones son simplemente parte del plan de Dios para nuestras vidas. Además, no siempre el Señor nos va a decir con exactitud el tiempo que va a durar la prueba por la que estamos pasando, como en este caso hizo con los israelitas. Pero cualquiera sea la duración de una prueba o la causa de la misma, Dios siempre espera que cuando sus hijos estamos pasando por momentos difíciles, nos comportemos de manera que honremos su nombre, buscando una diaria comunión con él, confiando que detrás de la prueba él tiene un propósito y que sus planes son siempre buenos, como afirma Jeremías 29:11. En su carta a la iglesia de Roma el apóstol Pablo los anima a pensar en este principio divino diciéndoles: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).

José, hijo de Jacob, fue un hombre que puso en práctica esta enseñanza, y Dios, conforme a su promesa, lo premió de una manera muy especial. Este joven fue vendido como esclavo por sus propios hermanos, los cuales le tenían envidia y le aborrecían (Génesis capítulo 37). José fue a parar a Egipto, a casa de un oficial de Faraón quien lo compró, y al ver que “Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”, lo nombró mayordomo de su casa y de todo lo que tenía (Génesis capítulo 39). La esposa de su amo se enamoró de José, y constantemente lo acosaba insistiendo que se acostara con ella. Pero José se mantuvo firme en su fe, y se negaba diciendo: “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” Ella entonces, por despecho, lo acusó de que había intentado violarla, y el joven fue echado a la cárcel. Pero aun allí, José continuaba tratando de agradar a Dios con sus acciones. Y Dios seguía estando con él. Y “le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel” (Génesis 39:21). El Señor continuó con su plan, y al cabo de dos años sacó a José de la cárcel e hizo que Faraón lo nombrara su segundo al mando sobre toda la tierra de Egipto (Génesis 41:39-40). De esta manera pudo abastecer de comida a su padre y sus hermanos que morían de hambre en su tierra.

Reflexiona en esta enseñanza, y cualesquiera sean las circunstancias en que te encuentres en estos momentos, trata por todos los medios de agradar al Señor en todo lo que hagas. Mantente firme orando y leyendo su palabra, buscando su voluntad y obedeciéndola. Ten la seguridad que, a su debido tiempo, el Señor te recompensará ampliamente.

ORACIÓN:
Padre, gracias por las pruebas que permites en mi vida, gracias por enseñarme que tu siempre tienes un propósito en mi vida, gracias porque tu siempre me muestras lo que debo hacer en estos momentos de prueba. Reconozco que soy débil y por mis propias fuerzas soy incapaz de entender tu voluntad y obedecerte. Por eso te ruego me fortalezcas y aumentes mi fe para poder agradarte en todo lo que yo haga. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla