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domingo, 24 de febrero de 2013

“LA SEMANA SANTA”



Mateo 15:8
"Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí"

La semana santa es otra de las herencias de la liturgia romanista. Es cierto que el padecimiento del Señor Jesucristo comenzó el 14 de nisan según el calendario lunar Judío (marzo/abril del calendario cristiano), sin embargo, toda la costumbre y tradición que encierra esta fecha, es un inventario establecido por los dogmas de la madre de las rameras: el catolicismo romano.


La Cuaresma y el viernes de ayuno

La observancia de la cuaresma y el ayuno el día viernes santo, fue institucionalizado dentro de la liturgia romanista, el año 988 dC. Dicha práctica ha trascendido de generación en generación hasta nuestros días, aún, cuando los teólogos católicos actuales y sacerdotes, niegan que comer carne el “viernes santo” sea pecado. No obstante, la gran masa de feligreses católico romanos consideran un sacrilegio el comer carne ese día.


La Biblia es categórica en desaprobar costumbres como estas:

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos...” (1 Timoteo 4:1-3).

El texto es suficientemente claro como para continuar el argumento, sin embargo, es necesario precisar algo mas. Roma ha institucionalizado guardar el día “viernes santo”, es decir el sexto día, que dicho sea de paso, es uno de los días predilectos del satanismo.

Es en esta fecha cuando las pescaderías aprovechan de vaciar sus stocks esperando un balance superior al del año anterior. Es en esta fecha cuando miles de personas intentan “recogerse”, tratan de ser mejores, se arriman al televisor para conmoverse con añejas películas de un “cristo” miniaturizado lejos de toda descripción bíblica, y anhelan que llegue el día lunes para continuar la rutina de vidas licenciosas. En otras palabras, dejan de comer carne un día y se comen el pecado todo el resto del año.

¿De que vale mantener esta tradición empapada de superstición, religiosidad, paganismo, ramitos santiguados y falso recogimiento, si en menos de una semana todo seguirá igual?

Tal vez lo mas importante es que tenemos un día viernes de descanso y que las radios se moderan un poco, y retiran de su programación sandunguera e indeseable.


Vía crucis

Este dogma que impulsa la liturgia romanista y que consiste en la observancia de ciertas estaciones (14) por las cuales habría pasado Cristo camino a la crucifixión, esta lleno de fantasías e ilusiones propias de la teología católica.

Esta liturgia es practicada por el romanismo durante siglos y su principal exponente fue el teólogo redentorista Alfonso Maria Ligorio. Cada año vemos por la televisión al papa de Roma efectuando aquel recorrido “cargando” una cruz y cumpliendo fielmente aquellas supuestas estaciones que el dogma establece.

Es importante precisar dos cosas: Primero, que es en esta liturgia donde se establece el concepto de calvario, que más tarde sería enquistado en el lenguaje evangélico. Es importante indicar que la Biblia jamás habla de “calvario”. El monte donde Cristo fue crucificado se llamaba “monte de la calavera o Gólgota”. Escena de la película "La Pasión" donde Gibson recrea una de las estaciones del Vía Crucis.

En segundo lugar, el dogma del Vía Crucis, se ve claramente reflejado en el guión de la película “La Pasión” del cineasta Mel Gibson, y que por descuido, muchos evangélicos se sintieron profundamente “tocados” con la película, aun cuando a los minutos de iniciada, se aprecia una fuerte tendencia mariana y una diferencia absoluta con los relatos bíblicos.

En resumen, vemos que las sutiles fantasías y mentiras del romanismo, se introducen asolapadamente en la iglesia evangélica, de ahí la necesidad de que existan hermanos que siempre nos estén informando y advirtiendo de estas cosas.


El testimonio de la iglesia primitiva

La iglesia primitiva, lejos de todo dogmatismo y de liturgias, jamás celebraba “semana santa”; por el contrario, acostumbraba a recordar el padecimiento del Señor Jesucristo, cada primer día de la semana, veamos: “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente, y alargó el discurso hasta la medianoche” (Hechos 20: 7). Si bien, no existe un dogma al respecto, este sencillo relato de la costumbre de los creyentes en Troas con la participación del apóstol Pablo, nos entrega cierta claridad respecto a la frecuencia de la celebración. Cada primer día de la semana. La verdad es que no podría ser de otra forma, considerando que fue el domingo cuando el Señor resucitó y fue el primer día de la semana cuando el Señor se apareció a sus discípulos. Los creyentes de la iglesia primitiva acostumbraban a reunirse el domingo en la tarde para partir el pan, orar y estudiar las escrituras. La reunión era por la tarde, según entendemos en el relato señalado: “… y alargó el discurso hasta la medianoche” (Hechos 20: 7).

Lamentablemente con el paso del tiempo y hasta nuestros días, las cosas han cambiado. Todo se ha vuelto sofisticado, lleno de liturgias y tradiciones que sencillamente no aparecen en la Biblia, y todo, “gracias” al legado de la iglesia de Roma.


Para nadie es un misterio que muchas iglesias evangélicas se han sumado a las tradiciones y preceptos provenientes del romanismo. No solo lo vemos en las arquitecturas de sus locales de reunión, sino que cada vez mas se observa una estrecha afinidad entre ministros evangélicos y sacerdotes o teólogos católicos. La “semana santa” es una muestra de aquello.

Con este artículo, no se pretende desaprobar a hermanos sinceros que se suman a esta fecha. Nuestro interés es defender la veraz fuente de las santas escrituras, por sobre dogmas, tradiciones o liturgias legadas del catolicismo romano. Nuestro deber como cristianos es poner en alto la autoridad exclusiva de las Santa Biblia porque es la Palabra de Dios. Las tradiciones de hombres no nos deben interesar.

Recordar lo que nuestro amado Señor y Salvador hizo en la cruz del Gólgota por nosotros solo una vez al año, es insuficiente considerando lo frágil que es nuestra memoria. Es necesario recordar con frecuencia lo que Cristo hizo por amor a nosotros y que dicho memorial no sea parte de una liturgia tradicionalista motivada por una fecha institucionalizada, por supersticiones o por tal o cual película de Hollywood.

“Gracia y Paz”
Iglesia Apologética

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