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miércoles, 30 de enero de 2013

TÚ Y TU CASA



Hechos 16:31
“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”.

Dios quiere que familias enteras sean salvas. No se contenta con que una sola persona en una familia acepte la salvación mediante la fe en el Señor Jesús. Pero esto no siempre ocurre así; a veces sólo después de muchos años, otros miembros de la familia llegan a creer en el Señor. Sin embargo, el Espíritu de Dios nos da un ejemplo de ello en el libro de los Hechos. Leemos que el carcelero de Filipos creyó en el Señor con toda su casa (Hechos 16:34). Por la gracia de Dios esto ocurre aún hoy en día.

Un misionero, colaborador en una emisora que difundía el Evangelio en idioma árabe, encontró a un joven marroquí que se había convertido gracias al mensaje escuchado en esa emisora. Como consecuencia de su conversión, su familia lo trataba como a un perro. Por ser cristiano no se le permitía comer con la familia, porque era «impuro». Su madre, muy triste por lo que le sucedía al muchacho, tuvo que reconocer que a pesar de ese maltrato familiar la vida de su hijo había cambiado y mejorado.

Algunos años más tarde el misionero encontró en Marruecos a un joven muy parecido a aquel a quien había visto hacía mucho. ¡Era su hermano! Entonces le preguntó si él también se había convertido a Cristo. Con mucho gozo este joven le contó que él, lo mismo que su hermana y su madre, ahora eran creyentes y que juntos oraban por la conversión de su padre. Sí, Dios había cumplido su palabra: “tú y tu casa”.

“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

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