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miércoles, 23 de enero de 2013

PALABRAS PURAS



Efesios 4:29
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”.

Hace un tiempo, una actriz galardonada defendió valientemente sus convicciones al irse en medio de una ceremonia anual de entrega de premios en música. ¿El motivo? Se sentía cada vez más molesta y decepcionada por lo que describió como «una arremetida de chistes obscenos y de frases de mal gusto», comentarios vulgares y groseros de parte de presentadores, artistas y anfitriones. Señaló que la velada había sido una ofensa para todo el que tuviera una pizca de dignidad y respeto hacia sí mismo.

El vocabulario procaz era un problema incluso en la época del apóstol Pablo. Él les recordó a los creyentes efesios que dejaran de lado las conversaciones vulgares, corruptas, difamatorias y obscenas (Efesios 5:4; Colosenses 3:8). Como eran expresiones de su antigua vida (1 Corintios 6:9-11), ahora no correspondían a su nueva identidad en Cristo. En cambio, un lenguaje sano debía caracterizarlos. Sus palabras buenas o puras les impartirían gracia a los oyentes (Efesios 4:29). El Espíritu Santo los ayudaría a cuidar el vocabulario, los convencería del error de las conversaciones corruptas y los ayudaría a usar sus palabras para beneficio de los demás (Juan 16:7-13).

Se nos llama a reflejar a Dios en todo lo que hacemos, y esto incluye nuestras palabras. Que nuestra boca se llene de expresiones de gratitud y de comentarios que ayuden a otros.

Las palabras sanas fluyen de una vida renovada.


LEA: Efesios 4:25-32


“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario

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