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jueves, 3 de enero de 2013

¿CREES TÚ QUE PODEMOS CONFIAR EN DIOS?



Romanos 4:16-21
“Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (¡siendo de casi cien años!), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”.

Algunas veces la vida nos confronta con inesperadas e indeseables circunstancias, que nos dejan en estado de desánimo, desesperación, abatimiento, miedo, ansiedad o frustración. Hay ocasiones en que cuestionamos el amor de Dios hacia nosotros. ¿Realmente Dios se interesa por mí?, nos preguntamos. Si él me ama, ¿por qué permite estas cosas en mi vida? Empezamos a preocuparnos si real y ciertamente podemos confiar en él. Esto afecta nuestra salud espiritual. Para rechazar todo espíritu de duda y que nuestra confianza en Dios se mantenga firme, debemos recordar siempre cuatro verdades absolutas acerca de Dios en las que se basa su relación con nosotros:

Primera: Dios es perfecto en su amor.
La naturaleza misma de Dios es amor. Dice 1 Juan 4:8: “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” El nos demostró esto en la cruz del calvario, según dice Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Por medio de su amor entregó a su hijo amado y nos adoptó en un pacto consigo mismo. Ahora somos sus hijos; él es nuestro Padre. No debe existir la más mínima duda de cuánto nos ama.

Segunda, Dios es infinito en su sabiduría.
Jeremías 10:12 nos dice que Dios “hizo la tierra con su poder, él puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría”. Por eso Dios sabe exactamente lo que es mejor para nuestras vidas, y a veces permite cosas que no nos agradan pero que él sabe resultarán en bendiciones para nosotros. Romanos 8:28 afirma: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien".

Tercera, Dios es soberano en su control.
El tiene dominio total sobre cada cosa en su creación. El pasaje de hoy dice que Dios “da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen”. Por eso el salmista declaró con toda seguridad: “Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas sus obras” (Salmo 73:28).

Cuarta, Dios es absoluta y totalmente fiel.
Podemos vivir con la plena seguridad de que Dios siempre está cerca de nosotros, listo para cumplir todas y cada una de sus promesas, Esto dice la Biblia en Hebreos 10:23: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”. Y esto se cumple a pesar de nuestra propia infidelidad. Dice 2 Timoteo 2:13: "Si fuéremos infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo".

El resumen de esta enseñanza lo encontramos en el Salmo 91:1-2: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré”. Cuando buscamos la compañía y la protección de Dios, vivimos bajo un paraguas de cuatro capas: el perfecto amor de Dios, su infinita sabiduría, su absoluto control y su eterna fidelidad. Sí, ciertamente podemos confiar en Dios.

ORACIÓN:
Padre santo, gracias por tu Palabra que refuerza las bases de mi confianza en ti. Perdona todas esas ocasiones en que he dudado de ti y ayúdame a entregarme y a confiar más en ti cada día. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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