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domingo, 13 de mayo de 2012



MIENTRAS HAYA VIDA HAY ESPERANZA

2 Corintios 6:2.
“He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación”.

1 Timoteo 2:3-4.
“Dios nuestro Salvador… quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”.

Escuché decir esta frase como consuelo a la esposa de un hombre que estaba muy enfermo. Con ella se quería decir que por muy grave que sea una enfermedad, la vida siempre puede ganar la batalla. De hecho, a veces hemos visto cambios radicales y sorprendentes en enfermos desahuciados.

Pero la mayor esperanza, mientras uno está vivo, es que todavía tiene la oportunidad de volverse a Dios. Este es el profundo deseo de Dios, quien “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). El hombre recibió la vida a fin de que pudiese creer, conocer a Dios y recibir la vida eterna, para vivir en feliz comunión con él.

¡Pero hay que aprovechar esa oportunidad hoy! Después de la muerte no habrá ninguna posibilidad de ponerse en regla con Dios. La Biblia es muy clara en cuanto a este asunto: “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27). Por lo tanto nuestro porvenir eterno depende de la manera en que hayamos respondido a las invitaciones que Dios hace a cada persona durante su vida terrenal. Como usted todavía está vivo, aún puede tener un encuentro con Dios. Jesús se presenta hoy como Salvador. No espere más, pues a medida que su vida pasa, esta esperanza va menguando. “Que vuestra fe y esperanza sean en Dios” (1 Pedro 1:21).

“Gracia y Paz”
La Buena Semilla



¿Y SI CONOCIÉRAMOS NUESTRO FUTURO?

Levítico 19:31
“No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios”.

Conocer el futuro ha sido y seguramente será el más grande de los afanes de los seres que formamos parte de la especie humana según la Creación de Dios.

Prácticamente todas las civilizaciones del pasado, y obviamente la de nuestro presente, se preocuparon y se preocupan por saber lo que ocurrirá mañana y pasado y pasado…

Así como en el pasado y en el presente, siempre hubo y habrá quienes supuestamente tienen el poder de conocer el futuro y mucha gente se rinde ante ellos.

Los poderosos, porque confiaban en esos supuestos conocedores del futuro para determinar sus decisiones de gobierno y quienes formaban y formamos parte del pueblo para resolver sus necesidades personales.

Todos, poderosos y simples, olvidamos algo fundamental: que el futuro es impredecible para los humanos porque está en manos de Quién nos ha Creado y es inútil intentar saber lo que solamente Él sabe.

No busquemos saber más de lo que podamos saber porque nos podríamos encontrar ante un dilema pavoroso: que ocurriría su supiéramos con toda seguridad el día de nuestra muerte?

Seamos sabios y aprendamos a vivir el presente, dejando las preocupaciones del futuro para Dios, quién siempre nos dará lo mejor y más conveniente para cada uno de nosotros.

“Gracia y Paz”
(Diego Acosta García) 7M


¿Estás en medio de circunstancias difíciles?

Jueces 7:2-7
"El Señor dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil. Y el Señor dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá. Entonces llevó el pueblo a las aguas; y el Señor dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. Entonces el Señor dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar."

Por la desobediencia del pueblo de Israel, Dios los había entregado en manos de Madián y su gente por un periodo de siete años. Pero los israelitas clamaron al Señor y él decidió liberarlos. Con este fin llama a Gedeón, y le encomienda la difícil misión de atacar al ejercito de Madián (Jueces 6:11-14). Este ejército era mucho más numeroso y poderoso que el ejército israelita, por lo que Gedeón, lleno de temor ante la difícil tarea, le pide a Dios varias pruebas de su poder, y el Señor se las da. Entonces Gedeón reúne 32,000 hombres armados, y se dispone a cumplir la orden de Dios.

Pero el Señor tenía otros planes. En el pasaje de hoy, Dios le dice a Gedeón que eran demasiados hombres y que debía reducir el número. Así es que, después de varias reducciones, el número final de hombres con que Gedeón debía cumplir la misión se redujo a sólo trescientos. “Entonces el Señor dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos.” Aquí aprendemos varios puntos importantes acerca de la manera en que Dios mueve las circunstancias en nuestras luchas:

Primero: Dios siempre tiene un plan, y con frecuencia él requiere que nosotros hagamos lo que aparenta ser irrazonable desde el punto de vista humano. ¿Qué habrá pensado Gedeón cuando el Señor redujo su ejército de 32,000 a sólo 300 hombres? Lo importante es que al final obedeció y obtuvo la victoria. La Biblia nos cuenta que aquellos 300 hombres tocaron sus trompetas al unísono, y los madianitas huyeron despavoridos (v.22).

Segundo: Nuestra fe necesita ser fortalecida. Esto es fundamental en todo plan de Dios. Después que Dios dio varias pruebas a Gedeón de que estaría junto a él, este fue capaz de declarar ante aquellos 300 hombres: “El Señor ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos.” (v.15). Gedeón pudo declarar como cierto lo que aún no había sucedido. Esto es fe, "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve", dice Hebreos 11:1. Pon mucha atención a las señales que el Señor te da para fortalecer tu fe.

Tercero: Siempre debemos dar a Dios la gloria y el honor por todos nuestros éxitos en esta vida. El pasaje de hoy nos enseña como el Señor redujo el tamaño del ejército de Israel para que ellos no se enorgullecieran con la victoria, y quedara bien claro que toda la gloria era suya.

¿Estás en medio de circunstancias tan difíciles que te parece imposible que puedas sobrevivir?

Medita en la enseñanza de hoy, y guárdala en tu corazón. No olvides que no existe nada que sea difícil para Dios, ni siquiera aquello que es imposible para nosotros. Decide hoy buscar de corazón el poder de Dios. El desea remover los obstáculos de tu vida, y darte la victoria de tal forma que llegues a un mayor entendimiento de su poder y su gloria.

ORACION:
Padre santo, te pido que aumentes mi fe, de manera que en las difíciles circunstancias actuales, pueda yo ver la victoria de tu poder en mi vida. A ti sea toda la gloria y la honra. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

HIJOS AGRADECIDOS



HIJOS AGRADECIDOS

Levítico 19:3
“Respeten todos ustedes a su madre y a su padre [...] Yo Yahweh vuestro Dios!.

Ese día la clase estaba por finalizar. La maestra había hablado sobre las madres de la Biblia y entonces oró: «Dios, espero que alguna persona, en algún momento, funde un día especial para honrar a las madres por el servicio que prestan a la humanidad. Realmente lo merecen».

Quien así oró fue la Sra. Jarvis. Lo que ella nunca imaginó fue que Ana, su hija de doce años, quien estaba en el salón de clases, quedaría impresionada por esa oración. Cuando su madre falleció el 9 de mayo de 1905, Ana hizo cuanto pudo para crear un día en el que se honrara a las madres. Escribió cartas a ministros religiosos, hombres de negocios y políticos, en busca de apoyo para su proyecto.

Finalmente logró su anhelado objetivo. El proyecto llegó a las manos del presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, quien en 1914 designó el segundo domingo del mes de mayo para honrar a las madres. 

Muchos otros países siguieron el ejemplo y hoy, aunque la fecha no es la misma en todas partes, se rinde un justo homenaje al ser que nos llevó en su vientre y veló por nuestro bienestar desde el primer momento en que llegamos a este mundo. Es verdad que al igual que en otros casos, la fecha ha sido transformada por el excesivo mercantilismo, pero hay que admitir que nos brinda la ocasión de demostrar a nuestras madres lo mucho que apreciamos lo que han hecho por nosotros y por la humanidad en general.

¿Deberíamos esperar que llegue ese día especial para demostrarles lo mucho que las amamos? Por cierto que no. En ese día el mundo las honra de manera especial, pero es nuestro privilegio demostrarles cada día nuestro aprecio y lo mucho que las amamos.

Padre amado, danos un corazón agradecido para reconocer cada día lo mucho que nuestros padres hacen por nosotros.

Algunos hijos esperan hasta muy tarde en la vida para mostrarse agradecidos. Otros lo hacen ante del féretro de la madre muerta, cuando sus expresiones de gratitud no tienen ningún sentido. Para los hijos agradecidos, sin embargo, cada día es bueno para demostrar a sus madres (y también a los padres, por supuesto), lo mucho que los aman.

Este día nos brinda una buena oportunidad para hacerlo. Realmente lo merecen.

“Gracia y Paz”

Fernando Zabala


RESERVA GARANTIZADA

"… voy, pues, a preparar lugar para vosotros" Juan 14:2

Como mi hija es asistente de vuelo, dispongo de un pase que las aerolíneas dan a los padres de sus empleados. Por un módico precio por el servicio, puedo volar a cualquier lugar adonde vaya esa línea aérea. No obstante, debo estar en la "lista de espera". Eso significa que se me permite abordar la nave solo si hay espacio disponible. Mientras tanto, colocan mi equipaje aparte con una etiqueta que dice: "Pendiente".

Cuando los pasajeros que pagan sus billetes abordan, yo debo esperar, entre tanto que me pregunto si van a llamarme. Nunca puedo estar segura de tener un asiento porque la disponibilidad de lugar no está garantizada.

En nuestro viaje al cielo, la cosa es totalmente distinta. Esa travesía empieza cuando confiamos en Cristo como Salvador. Debido a Su muerte y resurrección, nuestro pasaje al cielo está absolutamente garantizado. No estamos en estado "pendiente"; hay espacio disponible, nos llamarán. estos inapreciables privilegios han sido pagados totalmente por el sacrificio de Cristo al morir en nuestro lugar.

Si, como Tomás en Juan 14:5, a veces te preguntas si Jesús va a llevarte al cielo y cómo lo hará, confía en Su promesa: "Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis" (vv. 2-3). Esta es Su palabra infalible. ¡Puedes contar con ella!.

La fe en Cristo es el único pasaje al cielo.

Lee: Juan 14:1-6.


“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario.


Hebreos 13:8
"Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos."

Jesús es el mismo que cuando andaba en las playas del Mar de Galilea. Él tiene la misma compasión que tenía cuando veía a las multitudes esparcidas como ovejas sin pastor, y tiene el mismo poder para sanar a los enfermos.

Si estás enfermo, claro que debes ir a tu doctor. Pero encima de todo, clama al Medico Divino Jesucristo de quien viene toda curación y salvación. Él tiene el mismo amor que tenía cuando colgaba en la cruz de Calvario, por los pecadores y los humildes, los del corazón roto, y los que luchan con varios problemas. Solo clama a Él.

Tu destino eterno depende de él. Él tiene el mismo deseo de salvarte que cuando dijo, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”, Mateo 11:28. En cualquier problema o situación que te encuentres, necesitas buscarle a Él quién es el mismo, “ayer, y hoy, y por los siglos”. Amen.

“Gracia y paz”
Un Versículo de La Biblia cada Día