¿VERDADERAMENTE DESEA OIR LO QUE
DIOS ESTÁ DICIENDO?
(parte 4) David Wilkerson
¡Muchos gimen y claman por una
palabra pura – pero es todo una farsa para encubrir la idolatría escondida en
su corazón!
Cuando leí esas cartas lastimosas
de los cristianos que dicen: “Necesitamos una palabra fuerte y pura que venga
del corazón del Señor,” yo oré: “Oh, Dios, ¿dónde están nuestros Jeremías
modernos? ¿Dónde están los pastores que no tienen temor de predicar santidad?
Pero me sorprendí y me chocó
cuando el Señor me contestó. Me dijo: “David, muchos dicen que desean oír mi
palabra – y hay un remanente santo que gime y lloran por la maldad de la
tierra. Ellos anhelan la verdad y me obedecen. ¡Pero hay multitudes que no
quieren oír la verdad cuando se trae a la luz! ¡Rechazarán cualquier mensaje
que toque sus pecados o sus ídolos!"
¡Cuan claro es esto ilustrado en
Jeremías 42! Sólo un remanente fue dejado, y Johanán era ahora el líder.
Decidieron correr hacia Egipto – así que acamparon en Belén y llamaron a
Jeremías para que tratara de conseguir una palabra del Señor.
“...y dijeron al profeta
Jeremías: Acepta ahora nuestro ruego delante de ti y ruega por nosotros a
Jehová tu Dios por todo este resto (pues de muchos hemos quedado unos pocos,
como nos ven tus ojos) para que Jehová tu Dios nos enseñe el camino por donde
vayamos y lo que hemos de hacer. ...Jehová sea entre nosotros testigo de la
verdad y de la lealtad, si no hiciéremos conforme a todo aquello para lo cual
Jehová tu Dios te enviare a nosotros. Sea bueno, sea malo, a la voz de Jehová
nuestro Dios al cual te enviamos, obedeceremos,...” (Jeremías 42:1-6)
¿Has oído de gente que sonaba más
seria acerca de escuchar la palabra verdadera de Dios? Ellos dijeron:
“¡Queremos la verdad! ¡Lo que sea que nos digas, lo obedeceremos – nos guste o
no!"
Así que Jeremías se encerró con
Dios por diez días. Debió haber orado: “Señor, tu oíste como ellos lloraron por
recibir una palabra pura. ¡Dame una palabra de tu propio corazón!"
Pero el Señor le contestó:
“¡Están mintiendo! Ellos no desean mi palabra. Están llenos de idolatría. ¡Ellos
sólo dicen que desean la verdad – pero ya decidieron hacer lo que desean!"
Jeremías fue a ellos con la
palabra de Dios: “Si os quedareis quietos en esta tierra, os edificaré y no os
destruiré; no temáis de la presencia del rey de Babilonia,...porque con
vosotros estoy yo para salvarlos y librarlos de su mano...”
“Mas si dijereis: No moraremos en
esta tierra,...sino que entraremos en la tierra de Egipto...sucederá que la
espada que teméis, os alcanzara allí en la tierra de Egipto...y allí moriréis. (Jeremías
42:10-16)
Los líderes acusaron a Jeremías
de hablar falsamente – y así como Dios le había dicho a Jeremías, ellos
decidieron ir por su propio camino. Ellos dijeron: “Entraremos en la tierra de
Egipto en la cual no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni
padeceremos hambre.” (Jeremías 42:14)
Ellos rechazaron la palabra de
Dios porque estaban cansados del sonido de la trompeta – ¡cansados de la guerra
espiritual!
Los líderes del remanente decían:
“Es muy grande la lucha aquí. Estamos cansados de escuchar todas esas trompetas
y los truenos.” Así que se fueron por su propio terco camino – y murieron a
espada, tal como Dios había dicho, excepto por un número bien pequeño.
Este es el cuadro de muchos
cristianos de estos últimos días. Están cansados de escuchar trompetas
proféticas anunciando juicios que vienen, cansados de guerra espiritual y de
las luchas que trae la vida. Ellos dicen: “¡Por favor, déjame ya! No mas reuniones
de convicción o sermones que me desconciertan. Deseo sólo un lugar tranquilo y
agradable para adorar.”
¿Estás cansado de oírlo todo? Te
has cansado tanto que piensas: “Yo sólo deseo paz – no puedo existir bajo este
tipo de tensión!” ¿O deseas escuchar la verdad directamente? ¿Deseas que un
profeta de Dios te señale con el dedo a tu corazón y diga: “Tú no eres
diligente en buscar a Dios – tu corazón se está enfriando? ¡Y no podrás recibir
palabra de Él hasta que enfrentes tu idolatría!”
He tenido que enfrentar esta
pregunta honestamente también: ¿Realmente deseo oír lo que Dios está diciendo?
Mi respuesta honesta es: “No, Señor, realmente no sé si deseo escuchar todo lo
que tengas que decir. Yo no sé si deseo que tu indagues tan profundo como tu deseas
– porque no sé si puedo con todo eso. No sé si deseo escuchar mucho más de tus
juicios terribles que están cayendo sobre todo el Mundo. ¡He oído tanto que
sólo tu gracia me sostiene!"
Un joven pastor me preguntó
recientemente: “¿Por qué tenemos que saber lo que vendrá? ¿No podemos dejarlo
en las manos de Dios y seguir nuestro camino regocijándonos?”
¡Amados, el Señor nos amonesta
para prepararnos! Veras, él viene por una novia preparada – y sabiendo que
fuego ha de bajar del cielo, él nos amonesta de antemano en amor: “Puesto que
todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa
y piadosa manera de vivir” (2 Pedro 3:11). No debemos llenarnos de pánico
cuando el juicio cae – ¡debemos estar preparados y listos!
“Gracia y paz”
Carlos Martínez M.