Hechos 10:42-43
“Jesús… es el que Dios ha puesto
por Juez de vivos y muertos… todos los que en él creyeren, recibirán perdón de
pecados por su nombre”.
2 Corintios 6:2
“He aquí ahora el tiempo
aceptable; he aquí ahora el día de salvación”.
A una señora se le había hablado
de un buen abogado que podría defender su causa ante el tribunal. Aunque no
había despreciado el consejo, la señora tardó en ponerse en contacto con ese
abogado. Cuando al fin se dirigió a él, éste le dijo: «Lo siento, señora, ya no
puedo defenderla, pues me acaban de nombrar juez. ¡Es una lástima que no haya
venido antes!».
Del mismo modo, mucha gente tarda
en acudir a Jesús. Siempre posponen el momento de ponerse en regla con Dios.
Creen que tienen todo el tiempo. Así pasan los días, los meses y los años. Pero
un día Jesús ya no será el Salvador, sino el Juez de los que no hayan querido
reconocerle como su Salvador.
No decimos esto para asustarle,
sino para invitarle a ir a Jesús tal como usted es. ¡No trate de mejorarse!
Cuéntele sus dudas, sus temores, sus aspiraciones. Confiésele todos sus
pecados. Él le responderá y lo salvará. Ir a Jesús es simplemente decirle «sí»
en una oración sincera, expresada desde el fondo del corazón. Es responder a su
invitación: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os
haré descansar” (Mateo 11:28).
Tal como soy; sin más decir, Que a otro yo no puedo ir, Y tú me invitas
a venir; Bendito Cristo, vengo a ti.
“Gracia y Paz”
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