Éxodo 4:1-5
“Entonces Moisés respondió
diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te
ha aparecido el Señor. Y el Señor dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él
respondió: Una vara. El le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra, y se
hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo el Señor a Moisés:
Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se
volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido el Señor, el
Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob”.
En el capítulo 3 de este libro de
Exodo, Dios se apareció a Moisés, en medio de una zarza ardiendo para
encomendarle la misión de sacar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto,
y llevarlos hasta la tierra prometida. Allí le dijo: “Ven, por tanto, ahora, y
te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel”
(v.10). Ante una encomienda de tal envergadura, Moisés siente mucho temor y
comienza a poner excusa tras excusa ante cada exhortación del Señor: “¿Quién
soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?”
(v.11). “He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de
vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su
nombre?, ¿qué les responderé?” (V.13).
En el pasaje de hoy, Moisés
continúa tratando de evadir esa responsabilidad; y le dice a Dios: “He aquí que
ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido el Señor”.
Entonces Dios le contesta: “¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió:
Una vara”. Seguidamente, el Señor le ordena que eche la vara en tierra, y esta
se convierte en una culebra, y al tomarla Moisés por la cola, se convirtió de
nuevo en vara. Más adelante Dios le dice: “Y tomarás en tu mano esta vara, con
la cual harás las señales” (v.17).
En los capítulos siguientes, la Biblia nos cuenta las
maravillas que Dios hizo a través de Moisés y su vara. Cuando finalmente logran
salir de Egipto, se encuentran frente al Mar Rojo y a sus espaldas los
ejércitos de Faraón que se acercaban con el fin de liquidarlos. “Entonces
Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que
marchen. Alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren
los hijos de Israel por en medio del mar, en seco” (Éxodo 14:15-16). El resto
de la historia es muy conocido, los israelitas cruzaron al otro lado, y cuando
los egipcios intentaron seguirlos, el mar se cerró y murieron ahogados.
La vara de Moisés era
insignificante en sí misma, pero llegó a ser un instrumento poderoso cuando
Moisés obedecía al Señor. Tantas otras historias en la Biblia nos muestran las
maravillas que Dios puede hacer con algo insignificante en la mano de alguien
que desea servirle. Bien podríamos imaginar a Dios preguntándole a David: “¿Qué
es eso que tienes en tu mano?” – “Una honda” – “Es suficiente, ve y enfréntate
a Goliat”. Y a los pocos minutos el enorme gigante yacía muerto en el suelo. O
cuando Jesús dijo a sus discípulos que alimentaran a la multitud de cinco mil
hombres, más las mujeres y los niños. Y ellos le dijeron: “No tenemos aquí sino
cinco panes y dos peces. El les dijo: Traédmelos acá” (Mateo 14:17-18). Y todos
se saciaron y aún sobraron doce cestas llenas.
¿Quieres tú servir al Señor? Si
Dios te ha llamado a realizar una tarea no subestimes tus habilidades. Quizás
lo único que él te pregunte sea: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” El puede
usar algún don o talento que tú tienes, o algún instrumento musical o un libro,
o cualquier otra cosa ya sea material o espiritual que tú poseas. Ten la
completa seguridad de que si la pones a su disposición, Dios hará maravillas
por medio de ti. Siempre hay algo que el Señor puede usar para llevar a cabo
sus planes. Él sólo espera de ti entrega y obediencia.
No permitas que un espíritu de
temor o de duda, que proviene del enemigo, te impida ser un instrumento valioso
que puede ser usado por Dios para llevar a cabo sus planes de expandir su reino
en este mundo. No te pierdas las preciosas bendiciones que Dios tiene para
aquellos que obedientemente ponen lo que tienen a su disposición.
ORACIÓN:
Señor Dios todopoderoso, te ruego pongas en mí un espíritu de servicio
y obediencia a tu palabra, y me ayudes a ponerme a tu disposición tal como soy,
y con lo que tengo para que tú puedas llevar a cabo tus planes conmigo. En el
nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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