Marcos 4:4
“Y al sembrar, aconteció que una
parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron”.
Todos los años, el Palacio del
Maíz, en Mitchell, Estados Unidos, exhibe hermosos murales: aves volando,
carruajes Conestoga camino al Oeste, tipis de los aborígenes norteamericanos y
escenas rurales. No obstante, esos murales tienen una particularidad: están
hechos de maíz, semillas y hierbas. Los que se exhiben al aire libre se
reemplazan cada año; en parte, porque las aves hambrientas los comen.
Jesús relató una parábola sobre
las aves y las semillas: «¡Oíd! He aquí, el sembrador salió a sembrar; y
aconteció que al sembrar, una parte de la semilla cayó junto al camino, y
vinieron las aves y se la comieron» (Marcos 4:3-4). Otra semilla cayó en suelo
rocoso y con espinas, y se secó (vv. 5-7), pero una parte cayó en terreno
fértil y dio abundante fruto (v. 8).
Jesús explicó que, cuando las
personas que están junto al camino oyen la Palabra de Dios, «en seguida viene Satanás y quita
la palabra que se sembró en sus corazones» (v. 15). El diablo odia el evangelio
y trata de impedir que la gente crea la buena noticia. A menudo, insta
sutilmente a los oyentes para que pospongan una decisión u olviden lo que
oyeron. Para contrarrestar esto, cuando testificamos, debemos orar al Señor de
la cosecha y pedirle que haga que su Palabra se arraigue en los corazones
receptivos.
Nosotros
plantamos la semilla y Dios produce la cosecha.
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LEA: Marcos 4:1-20
Biblia en un año: Mateo 1–4
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario
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