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sábado, 11 de agosto de 2012

¿SABES QUE LO QUE TÚ NECESITAS, ESCRITO ESTÁ?


1 Juan 1:1-4
"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido".

Hay un dicho popular que dice: “Ponlo en blanco y negro”, queriendo decir: “Escribe en un papel lo que estás diciendo”. O sea, cuando una promesa o una declaración se escribe en un documento adquiere un valor que no tenía antes. Las palabras habladas se pueden olvidar o se pueden modificar al repetirlas. Sin embargo, las palabras escritas no dependen de la memoria y no se pueden cambiar ni ignorar fácilmente.

En el Antiguo Testamento, cada vez que Dios habló al pueblo de Israel, dijo a sus profetas que escribiesen lo que él había dicho, pues no quería que sus palabras se olvidaran ni se tergiversaran. Por ejemplo, en Deuteronomio 5:22 Moisés le dice a los israelitas: "Estas palabras habló el Señor a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, a gran voz; y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra, las cuales me dio a mí". También el profeta Habacuc escribió: "Y el Señor me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella" (Habacuc 2:2). En muchos otros lugares en la Biblia vemos claramente la intención de Dios de dejar plasmada su voluntad por escrito.

En el Nuevo Testamento podemos ver el mismo patrón de escribir para la posteridad. Los apóstoles, que fueron testigos presenciales de las obras y los milagros de Jesús, y escucharon de sus labios las enseñanzas de su evangelio, las escribieron bajo la dirección del Espíritu Santo, de manera que todas esas cosas quedasen impresas para siempre y sus lectores conociesen la verdad y el amor de Cristo y pudiese cumplirse en ellos el gozo prometido por el Señor, dice el pasaje de hoy. Otros, como Pablo, Lucas y Santiago fueron también inspirados por el Espíritu Santo para plasmar en sus cartas las instrucciones para una vida de victoria, de acuerdo al corazón de Dios. Todo lo que está escrito en la Biblia fue inspirado por Dios, "a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra", afirma 2 Timoteo 3:16-17.

Mientras se preparaba para comenzar su ministerio aquí en la tierra, Jesús se enfrentó a Satanás en el desierto, y cada vez que el diablo intentó hacerle caer en tentación, el Señor le contestó con palabras que habían sido escritas siglos antes por hombres inspirados por el Espíritu de Dios. En Mateo 4:4 le dijo a Satanás: "Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Deuteronomio 8:3). En Mateo 4:7, "Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios". (Deuteronomio 6:16). Y por tercera vez (Mateo 4:10), Jesús le contestó: "Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás". (Deuteronomio 6:13). Y finalmente el diablo tuvo que irse sin lograr su objetivo.

Cuando leemos cada día la palabra de Dios, meditamos en ella, y la aplicamos a nuestras vidas estaremos preparados para enfrentar absolutamente todas las circunstancias que se nos presenten en la vida, por difíciles que éstas sean, y obtendremos la victoria porque estas palabras son “poder de Dios”, afirmó Pablo en 1 Corintios 1:18. De esta manera, cuando te encuentres ante la tentación, o en medio de una difícil prueba, o en momentos de tristeza o soledad, siempre podrás recordar ese versículo que viene bien en tu situación, y decir con autoridad “Escrito está”, pues Dios ha provisto en su palabra desde hace mucho tiempo el poder para que salgas triunfante.

ORACIÓN:
Padre santo, gracias te doy por haber previsto con anticipación la solución para cada situación en la que me voy a encontrar en mi vida, y por haber escrito la fórmula del triunfo. Ayúdame a escudriñar tu santa palabra cada día de mi vida, y a recordarla en el momento en que necesite usarla. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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