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miércoles, 22 de agosto de 2012

LOS EFECTOS SECUNDARIOS DEL TEMOR


Mateo 6:25-34
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloriase vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”.


Obviamente, el temor produce ansiedad, pero también crea caos en nuestras vidas, e incluso afecta a quienes nos rodean.

· El temor ahoga nuestro pensamiento y nuestras acciones. Crea indecisión que causa estancamiento. He conocido a personas talentosas que posponen todo indefinidamente para no arriesgarse a fracasar.

·    El temor nos impide convertirnos en las personas que Dios quiere que seamos. Cuando estamos dominados por emociones negativas, no podemos lograr los propósitos que Él tiene para nosotros. La falta de confianza en uno mismo bloquea la convicción de lo que el Señor puede hacer en y por medio de nuestra vida.

· El temor puede llevar a las personas a hábitos destructivos. Para insensibilizar el dolor de la angustia y de los sentimientos de temor, algunas personas recurren a las drogas, medicamentos o al alcohol.

·  El temor roba la paz y la alegría. Cuando vivimos con temor, nuestra vida se centra en el pesimismo y la desesperanza.

·    El temor crea dudas. Dios promete bendecirnos, pero si nos rendimos al temor, nuestras oraciones no valdrán mucho.

¿A qué le teme usted? ¿Al fracaso, al rechazo, a la pobreza o a la muerte? Todo el mundo enfrentará estas realidades en algún momento. Lo único que usted necesita saber es que Dios nunca le rechazará. Que usted lo acepte a Él o no, es su decisión.

Dios alimenta a las aves del cielo y viste a la hierba con el esplendor de los lirios. ¿Cuánto más, entonces, no cuidará de la nosotros, que estamos hechos a su imagen? Nuestra única preocupación debe ser obedecer al Padre celestial y dejar las consecuencias en sus manos.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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