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miércoles, 4 de julio de 2012

¿ESTÁS VIVIENDO CON DEMASIADA PRISA?


Salmo 62:1-2
"En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación. El solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré mucho."

Cuando David escribió el Salmo 62, estaba en medio de fuertes pruebas que ponían sobre él grandes presiones mentales, emocionales y físicas, al punto que se sentía exhausto. Quizás intentó conseguir el tan deseado descanso de diferentes maneras, pero en el pasaje de hoy expresa con toda certeza la única y verdadera forma de obtener un descanso profundo y verdadero. "En Dios solamente está acallada mi alma”, declara David. En otras palabras: “Solamente en el Señor puedo encontrar verdadero sosiego.”

El mundo que nos rodea pone cada vez más énfasis en la importancia de obtener grandes logros, hacer más y ser mucho más. Con mucha facilidad caemos en un círculo interminable de actividades que consumen nuestro tiempo de tal manera que sin apenas darnos cuenta llega la noche, estamos sumamente cansados y en la mayoría de las ocasiones nos faltó tiempo para completar muchas de esas actividades. Así van pasando nuestros días, dejando en nosotros cargas, preocupaciones y tensiones que se van acumulando y llegan a producir agotamiento físico y mental.

Debemos aplicar la experiencia de David en nuestras vidas. Para ello tenemos que encontrar el tiempo para estar quietos delante del Señor y descansar en él. En una hermosa escena del evangelio según San Marcos, Jesús dijo a sus discípulos: "Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco" (Marcos 6:31). Ciertamente el Señor estaba conciente de la necesidad humana de hacer un alto en el corre corre, y tomar un tiempo para descansar física y mentalmente. Sin duda alguna pasar unos días de vacaciones en la playa o en la tranquilidad de un retiro montañoso resulta muy beneficioso para un cuerpo y una mente que necesitan descanso. Pero hay ocasiones en las que se requiere un descanso aún mayor y más profundo. Jesús también está conciente de esto. Por eso en Mateo 11:28 nos dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar". El descanso que Jesús nos ofrece es mucho más profundo y reparador que aquel que podemos obtener por nuestros propios medios. Por eso continúa diciendo: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". Este es el descanso del que nos habla el pasaje de hoy, es un descanso para nuestras almas, bien profundo, y beneficia también el aspecto físico y mental. Pero requiere que aceptemos "el yugo" del Señor, es decir su dirección y autoridad sobre nuestras vidas.

Finalmente debemos preguntarnos: ¿Todas estas actividades en mi vida son realmente necesarias? Y lo que es más importante, ¿han sido diseñadas por Dios? En el Salmo 46:10 el Señor nos dice: "Estad quietos, y conoced que yo soy Dios." Esencialmente, nuestro Padre celestial desea que dejemos de afanarnos tratando de resolverlo todo por nosotros mismos y que confiemos en él. Con esta seguridad, podemos reemplazar nuestros esfuerzos y afanes con el descanso y la confianza.

Descansar en Dios es simplemente echarnos en sus brazos y permitirle que se haga cargo de nuestros problemas, de nuestras cargas, de nuestras preocupaciones. El mismo David nos da otro consejo en el Salmo 55:22: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará...” Cuando lo hacemos, entonces nuestro espíritu se renueva, nuestra mente apresurada se aquieta, una gran paz llena nuestros corazones, y sentimos nuevas fuerzas para continuar adelante.

ORACIÓN:
Padre mío, reconozco que he estado viviendo muy apresuradamente, y no he dado prioridad a pasar un tiempo tranquilo en tu compañía. Ayúdame a estar quieto y reconocer la necesidad de venir a ti cada día en busca de ese descanso que sólo tú puedes dar. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios Te Habla

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