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domingo, 24 de junio de 2012

LA FAMILIA DE DIOS, EN CRISTO JESÚS


Efesios 2:19
“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”

Un hombre cuenta; que estaba de pensión en una ciudad extraña. Se sentía muy solo. Solía pasearse por las calles por la tarde. A veces, por una ventana sin cortinas veía una familia reunida alrededor de la mesa o cerca de la chimenea, y él cerca de la ventana se sentía cerca de esa familia, luego los habitantes al percatarse de su presencia corrían las cortinas, y él se sentía solo y excluido.

Eso es lo que no puede suceder en la familia de Dios. Y lo que no debería suceder nunca en la iglesia. Gracias a Jesús hay sitio en la familia de Dios para todo el mundo. Puede que en el mundo la gente levanten barreras, las iglesias puede que celebren la comunión exclusivamente para sus miembros pero Dios no hace eso nunca. Lo malo es que la iglesia es a menudo exclusivista cuando Dios no lo es.

La iglesia se compara con una ciudad, y todo pecador convertido ya está libre de pecado. También es comparada con una casa, y todo pecador convertido es uno de la familia un siervo y un hijo en la casa de Dios. También se compara la Iglesia con un edificio fundado en la doctrina de Cristo, entregada por los profetas del Antiguo Testamento, y los apóstoles del Nuevo Testamento. La Biblia presenta a la iglesia de Jesucristo como un edificio, y cada creyente es un bloque en ese edificio. Dios habita ahora en todos los creyentes, llegamos a ser el templo de Dios por la obra del bendito Espíritu.

Entonces, si nuestras esperanzas están fijadas en Cristo conforme a la doctrina de su palabra. Nuestro deber es consagramos a Dios como templos santos por medio de Él, ya que somos morada de Dios en el Espíritu. Pues es sobre la fe del creyente leal donde se edifica la Iglesia.

Encontramos que personas con toda clase de relaciones, habilidades, y necesidades son las que conforman la Iglesia o gran familia en Cristo, por lo que unirse con un propósito común, no es tarea fácil, pero cuando dejamos que Dios, realice su obra y nos molde, dando a cada ladrillo la forma necesaria en esa estructura, entonces llegaremos a ser un edificio con bases firmes y sólidas. Dentro de estas bases tenemos que:

1. Formamos y armamos una gran familia: Uno de los propósitos de Dios es hacernos formar parte de una familia, donde hay más hermanos y hermanas para cuidarnos y ayudarnos a crecer. El gran deseo de Jesús era que sus discípulos llegasen a ser uno.

2. La unidad de la Iglesia debe estar Basada en Jesucristo, y las enseñanzas de los Apóstoles y Profetas: En esta forma, Dios ha elegido a su Iglesia como portadora de la verdad y como el lugar donde Dios ha prometido manifestar su presencia.

3. Procurando su presencia en medio de nosotros: La Iglesia solo presentará su unidad cuando se dé cuenta de que no existe para propagar las ideas de un grupo de personas, sino para ofrecer un hogar en el que pueda morar el Espíritu de Cristo y en el que todas las personas que aman a Cristo se puedan reunir en ese Espíritu, para:

- Amarnos unos a otros. Juan 13:34
- Llevar las cargas los unos de los otros. Gálatas 6:2
- Miembros los unos de los otros. Romanos 12:5
- Honrando y prefiriéndonos los unos a los otros. Romanos 12:10
- Gozarnos y llorar los unos con los otros Romanos 12:15
- Animándonos los unos a los otros. 1 Tesalonicenses 5:11
- Siendo hospitalarios los unos con los otros. 1 Pedro 4:9
- Confesándonos nuestras faltas los unos a los otros. Santiago 5:16
- Servirnos los unos a los otros Romanos 5:13
- Perdonarnos los unos a los otros. Efesios 4:32

“Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe” Gálatas 6:10.

“Gracia y Paz”
Siervas Valientes de Dios

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