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jueves, 21 de junio de 2012

¿ESTÁS USANDO EL PODER DE LA PALABRA?


Mateo 4:1-11
“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti; y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.”

Una de las armas preferidas del diablo es atacar nuestras mentes con pensamientos de condenación que vienen como dardos envenenados, tratando de interferir en el proceso de santificación del Espíritu Santo en nuestras vidas. Esta batalla se gana aferrándose a la poderosa Palabra de Dios y declarándola con autoridad. Nunca debemos entrar en "conversaciones" con el enemigo. ¡El Señor ha hablado y ya no necesitamos escuchar ninguna otra voz! Esta fue precisamente la causa de que Eva cayera en pecado, su disposición a escuchar al enemigo y entrar en "razonamientos" con él. La actitud que debemos imitar es la de Jesús en el pasaje de hoy. Allí el Señor se enfrentó a Satanás con la Palabra de Dios, y ante cada tentación puesta delante de él por el enemigo simplemente respondió diciendo: "Escrito está", y el diablo tuvo que irse sin lograr sus propósitos. Cada acusación de Satanás y cada tentación que él nos presente tienen una respuesta poderosa y decisiva en la Palabra de Dios.

Si el enemigo ataca tu mente con pensamientos de condenación, simplemente di en voz alta: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu" (Romanos 8:1).

Si te recuerda algún pecado cometido, y quiere hacerte sentir culpable, declara sin temor: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9). Si el Señor nos promete esto, ¿quién es el enemigo para decir otra cosa?

Si se presenta la tentación de un placer sexual ilegítimo, responde inmediatamente: "Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón" (Salmo 37:4).

Si llevas mucho tiempo esperando y el diablo quiere llenarte de ansiedad, dile: "Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas y levantarán alas como las águilas" (Isaías 40:31).

Si estás en medio de una prueba tras otra, y comienzas a desanimarte, declara con autoridad: "Yo sé que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien" (Romanos 8:28).

Si te sientes débil y piensas que no puedes seguir adelante, proclama a toda voz: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).

La Biblia está llena de respuestas como estas para cada situación de la vida. Por eso es tan importante escudriñarla cada día en busca de ese conocimiento con el cual podemos enfrentarnos a Satanás y a todas sus mentiras y obtener la victoria. No podremos ser verdaderamente libres hasta que conozcamos profundamente la Palabra de Dios. Así lo declaró Jesús a un grupo de judíos que habían creído en él: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-31).

Hazte el propósito de pasar tiempo diariamente orando y leyendo la Biblia. Conoce la verdad, y aplícala a todas las situaciones y circunstancias de tu vida.

ORACIÓN:
Gracias Señor porque tu Palabra tiene el poder y la autoridad para rechazar y destruir todo intento del diablo de afectar mi relación contigo. Yo decido a partir de este momento escudriñar cada día tu Palabra en busca del conocimiento de la verdad, la cual me libera y me da la victoria. En el nombre de Jesús, Amén.

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