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martes, 29 de mayo de 2012


VIVIR A CORTO PLAZO

Efesios 2:12-13
“En aquel tiempo estabais sin Cristo… sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo”.

Muchas personas están inquietas respecto a la muerte y tratan, por todos los medios, de no pensar en ella. Disfrutan la vida esperando que será larga y feliz. En contraste con el animal, que no se hace preguntas sobre su condición mortal, el hombre posee la facultad de reflexionar, lo cual lo conduce a una verdad innegable: «un día me voy a morir».

Ante este hecho inevitable hay dos actitudes posibles. La primera es ignorar la muerte, la segunda es considerarla con realismo y prepararse para ella. Pero, ¿cómo? Es necesario escuchar a la única Persona que sabe lo que hay después de ella. Dios dice: “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27).

La Biblia, la Palabra de Dios, declara que existen dos resurrecciones: una resurrección de vida y una resurrección de condenación (Juan 5:29). La muerte sólo es el fin de la existencia terrenal. Dios quiere dar una vida eterna, y “esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12). Para el creyente, la muerte es tan sólo un pasaje para entrar plenamente en la presencia de Dios.

Pero el que decide vivir «a corto plazo» tiene ante sí la terrible espera de un juicio eterno (Hebreos 10:26-27). La diferencia entre el futuro del creyente y el del incrédulo es capital. ¿Cuál es su esperanza?

“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

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