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martes, 8 de mayo de 2012


¿VERDADERAMENTE DESEA OIR LO QUE DIOS ESÁ DICIENDO? (parte 2)
David Wilkerson

¡No se puede culpar solamente a los pastores descarriados por la muerte espiritual y el compromiso en la iglesia de hoy!

Jeremías mismo era todo lo que una congregación hambrienta podía pedir en un pastor. Él estaba encerrado con Dios; no lo podían comprar a ningún precio; lloraba por de los pecados del pueblo de Dios. ¡Estaba listo para entregar su vida por la iglesia -- y ciertamente fue enviado a la cárcel y a un pozo cenagoso por decir la verdad!

Una y otra vez, las Escrituras dicen que Jeremías esperaba en la presencia del Señor hasta que “la palabra del Señor viniera a él.” (¡Esta frase aparece en más de cincuenta ocasiones en el libro de Jeremías!)

En esos días no había escasez de la verdadera palabra de Dios. Ciertamente, el Señor siempre había tenido sus profetas y pastores verdaderos, aún en tiempos de compromiso y deterioro. Una y otra vez, lees: “Y la palabra del Señor vino a Isaías... a Jeremías... a Ezequiel.” Vino a Daniel, Óseas, Joel, Amós, Jonás, Miqueas, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y a Malaquías.

Y la palabra de Dios era siempre un aviso claro – lleno de juicio contra el pecado pero lleno de esperanza para el arrepentido. ¡Era un llamado de separación de la impiedad y a una vida continua de santidad!

Usualmente, había tres clases de respuestas a la palabra de la verdad. Y estas tres clases de respuestas se ven hoy en día en los cristianos.

1. ¡Mucha gente simplemente no desea oír lo que Dios está diciendo!

Los israelitas no tenían intención de dejar sus caminos pecaminosos. En cambio, deseaban una palabra suave y calmante. El profeta Isaías decía acerca de ellos:

“Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas que halaguen, profetizad mentiras” (Isaías 30:9-10).

Al principio, tuve dificultad para aceptar este pasaje. Pensé: “¿habrá hijos de Dios en el presente que demandan de sus pastores un mensaje mentiroso?”

¡Sí, los hay! No los oirás decir estas palabras – pero puedes ver su respuesta cuando el pastor trae fuerte palabra profética. Se van de la iglesia, pensando, “Yo no puedo aceptar este tipo de predicación - ¡me irrita! Prefiero una predicación simple de cómo puedo hacer frente a mis problemas.”

Amados, esto es casi un paráfrasis de lo que Isaías dijo que Israel quería: “Dejad el camino, apartaos de la senda, haced cesar de nuestra presencia al Santo de Israel.” (Isaías 30:11). ¡Despreciaban tanto cualquier palabra que expusiera el pecado que exigían que tal mensaje fuera detenido!

El Señor advierte a aquéllos que no quieren escuchar la verdadera Palabra de Dios: “Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; Antes se fueron tras la imaginación de su corazón...Por tanto... yo les daré a comer ajenjos, y les daré a beber aguas de hiel. (Jeremías 9:13-15).

Dios advierte: “Puedes escoger sentarte debajo de esa clase de predicación – afable, confortante, suave y fácil. ¡Pero es veneno! ¡Estás bebiendo muerte!”

Devocionales David Wilkerson

“Gracia, Misericordia y Paz”

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