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jueves, 24 de mayo de 2012

¿Te preocupa tu manera de vestir?

Romanos 13:12-14
“La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.”
 
En esta sociedad en que vivimos, el aspecto del vestuario ocupa una buena parte de nuestro tiempo, de nuestros pensamientos y de nuestro presupuesto. Nos preocupa cómo vestir correctamente de acuerdo a la ocasión, tenemos en cuenta el precio de la ropa, la calidad de la misma y sobretodo si está de acuerdo con la moda actual. En realidad no hay nada de malo en que prestemos atención a nuestra apariencia externa y la manera en que nos vestimos, pero hay algo que es mucho más importante y trascendental que el aspecto exterior. Se trata del aspecto espiritual.
 
Durante todo el tiempo que vivimos sin conocer al Señor creamos hábitos y costumbres que ahora sabemos son cosas malas que no agradan a Dios y entristecen su Espíritu, y su Palabra nos exhorta a eliminarlas. Dice el pasaje de hoy: “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas…” “Desechar”, según el diccionario, significa “Descartar, rechazar algo que no gusta o que se considera innecesario o inútil.” Cuando vamos a estrenar ropa nueva, por regla general desechamos la vieja que no nos sirve, es decir la descartamos. De igual manera, en el aspecto espiritual debemos “desechar” las obras de las tinieblas que existen en nuestras vidas, como “glotonerías, borracheras, lujurias y lascivias, contiendas y envidia.” Todas estas cosas y otras más que no agradan a Dios tenemos que desecharlas para vivir una vida agradable a nuestro Padre celestial.
 
Ahora bien, es nuestra la decisión de sacarlas de nuestras vidas. Este pasaje dice: “Desechemos…” O sea, no es algo que el Señor va a hacer por nosotros. Nosotros debemos hacerlo. Y después dice: “vestíos del Señor Jesucristo.” Dicha en otras palabras, esta es la orden que recibimos por medio del apóstol Pablo: “quítense toda esa vieja y sucia ropa espiritual y vístanse con la limpieza y la santidad de Jesús.” Hay algunos cultos religiosos que toman el concepto del vestuario y lo usan a su manera. Muchos de sus miembros pagan grandes cantidades de dinero para que “los vistan de santos”. Esto consiste en un ritual que se lleva a cabo y después les ponen una túnica blanca. Claro que de nada les vale la blancura de la ropa exterior, si por dentro, o sea espiritualmente no han sido renovados, si sus corazones no están llenos de la pureza y la santidad del Señor; porque Dios no mira la apariencia, sino mira el corazón, dice 1 Samuel 16:7.
 
Nada de lo que Dios nos pide que hagamos es imposible, pues él siempre está dispuesto a ayudarnos, pero se requiere nuestra disposición para hacerlo. Una vez eliminamos todas esas cosas y “nos vestimos del Señor Jesucristo”, tenemos que permanecer alertas, pues nuestro adversario el diablo va a tratar por todos los medios de ensuciar esa ropa, de arrugarla, de romperla si fuese posible, de hacernos lucir bien mal. Si queremos conservar nuestra ropa espiritual en buenas condiciones, y lucir bien ante Dios y ante el mundo, tenemos que luchar contra esas fuerzas del mal cuyo plan es destruirnos de una manera u otra. Cuando nuestras propias fuerzas fallen, podemos contar con el poder de Dios. Así dijo Pablo en Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
 
Pidamos a Dios que nos ayude a desechar todo aquello que interfiere en nuestra comunión con él, que nos limpie, nos purifique y nos renueve, Y nosotros hagamos el esfuerzo de vestirnos del Señor Jesucristo tratando de imitarle cada día de nuestras vidas.
 
ORACION:
Padre santo, por favor ayúdame a eliminar de mi vida todos los hábitos y costumbres que no glorifican tu nombre. Dame las fuerzas y el valor para resistir los deseos de la carne, y vivir una vida de obediencia a tu palabra que glorifique tu nombre. Por Cristo Jesús te lo pido, Amén.
 
“Gracia y Paz”
Dios Te Habla

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