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miércoles, 9 de mayo de 2012

LÍDERES IMPERFECTOS


2 Corintios 3:5
"no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios"

Los caminos de Dios no son nuestros caminos. Nosotros tendemos a equiparar el liderazgo con el señorío; Él lo iguala con la capacidad de servicio. Queremos fortaleza para ayudar al Señor en Su obra; Él nos hace débiles para demostrar Su poder. Presentamos nuestras credenciales para que los demás puedan estar más seguros de nosotros; Él permite que fracasemos para que la gente vea que separados de Dios no somos casi nada.

Tendemos a centrarnos en personalidades, a impresionarnos con el intelecto, la educación y la fuerza de voluntad de un dirigente. Los seguidores empiezan a creer que un líder en particular no puede hacer nada malo. Sin embargo, esa adulación no es más que humanismo: convertir a un ser humano en la medida de todo. Y peor aún, esto es idolatría: centrar nuestra devoción en alguien que no es Dios.

Así que, el Señor deja que los líderes caigan de su pedestal. El fracaso, la indecisión y el bajo rendimiento los hacen ver su propia insuficiencia y, de paso, aprenden a ser humildes. También puede hacer que los seguidores pierdan sus expectativas y su excesiva dependencia de tales líderes. Es un buen recordatorio de que todos, líderes y seguidores por igual, andamos por la vida con "pies de barro". A la larga, lo único bueno de cada persona es la bondad de Dios. Por esta razón, necesitamos reconocer que "nuestra competencia proviene de Dios" (2 Corintios 3:5).

Lectura: 2 Corintios 3:1-5.
3:1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? 3:2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 3:3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón. 3:4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; 3:5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios.

Reflexión: PODEMOS RECURRIR A LA FORTALEZA DE DIOS SÓLO CUANDO VEMOS NUESTRA DEBILIDAD.

“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario

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