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jueves, 24 de mayo de 2012

OBEDIENCIA

Efesios 6:5
“Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo”

Sabemos que la esclavitud un papel importante en la cultura romana. Se estima que hubo varios millones de ellos en el Imperio Romano en ese tiempo. Debido a que muchos dueños de esclavos, se convirtieron al cristianismo, la iglesia primitiva tuvo que enfrentar directamente el asunto de las relaciones entre amos y esclavos. Esta declaración hecha por el apóstol Pablo no condena ni absuelve a la esclavitud como tal. Más bien dice a los amos y a los esclavos cómo vivir juntos en una casa cristiana. El deber de los siervos está resumido en una sola palabra: Obediencia.

La esclavitud prevalecía en los tiempos bíblicos porque la ética cristiana aun no se había difundido. Los esclavos fueron hombres, mujeres y niños de las ciudades y naciones conquistadas por los ejércitos invasores y llevados para ser vendidos a la esclavitud. Llegaban a ser propiedad del que los comprara; los niños que nacían en esta condición se criaron como esclavos para servir a sus amos. Además, hijos e hijas que el padre no quería tener fueron rechazados y condenados a ser vendidos como esclavos. Otras veces las personas que adeudaban grandes cantidades y que no podían pagar eran vendidas a la esclavitud para satisfacer la deuda. Esta fue una institución inhumana caracterizada por la humillación, la brutalidad y otros abusos, tanto de parte del amo como de parte del esclavo listo e inescrupuloso, no obstante los siervos estaban en el deber de reverenciar a los que están por encima de ellos. Tienen que ser sinceros; no deben pretender obediencia cuando quieren desobedecer, sino sirviendo fielmente.

En nuestros días, ya que la esclavitud está abolida, estos esclavos representarían a la clase trabajadora, los empleados de empresas, tanto públicas como privadas. Por esta razón tenemos que comprender “empleados” o “trabajadores” en lugar de siervos o esclavos. Para aquellos esclavos y éstos trabajadores, Pablo tiene una exhortación cristiana. Les dice: Siervos, obedeced a los que son vuestros amos en la tierra.

Los que son vuestros amos en la tierra, lo que significa los que son vuestros señores según la carne. Esta frase representa la condición temporal de la relación amo siervo que se expresa como autoridad sumisión. El creyente sabe que esta situación es provisional y reconoce que él tiene a un Amo más allá de esta tierra a quien está sujeto espiritualmente y a quien sirve.

El apóstol no recomendó ninguna acción que agitara el orden o provocara la rebelión. En cambio les instruye a continuar obedeciendo sin interrupción a sus amos terrenales. A este le añade tres condiciones: con temor y temblor, con sinceridad del corazón y como al Señor. La primera de estas habla del respeto y la solicitud del trabajador responsable que se afana por cumplir lo que se le pide hacer y desea hacerlo bien. Esta es la actitud cristiana hacia el trabajo en diferencia con una actitud no cristiana que trabaja más por temor a las exigencias y regaños del patrón. Otra condición que caracteriza al trabajador cristiano es la sinceridad de corazón, que significa la sencillez y la integridad. El trabajador cristiano siempre trabaja de buena gana, con entusiasmo y honradez, y no fingiendo, aun cuando las condiciones sean adversas. La tercera condición sirve como una motivación cristiana, como al Señor, como esclavos del Señor.

Todo lo que haga el cristiano debe ser influido por la nueva relación que tiene ahora en Cristo. Considerando al trabajo responsable y bien hecho como un tributo al Señor. Su vida es consagrada a Jesús, por esto su trabajo también es consagrado. Esto es parte de su testimonio, especialmente delante de un amo incrédulo.
Colosenses 3:22 “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos en la tierra, no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, temiendo al Señor”.

“Gracia y Paz”

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