Gálatas 5:22-23
“La clase de fruto que el
Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia,
gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes
contra esas cosas!”.
Una vida espiritual madura y
verdadera es aquella que da los frutos que el Espíritu Santo produce. Nuestra
meta diaria de búsqueda de Dios tiene que ver con vivir llenos y de acuerdo a
estos frutos. El fruto es algo que se produce naturalmente cuando permanecemos
unidos a la fuente de vida y poder que es Jesús. Y Él dijo en Juan 14:16 que no
nos dejaría huérfanos, o solos, sino que enviaría a otro consolador, al
Espíritu Santo, para que esté siempre con nosotros.
Si queremos experimentar todo
este fruto del Espíritu Santo, lo único que necesitamos es rendirnos a Dios,
renunciar a todo lo que no le agrada, y tendremos la manifestación de su gloria.
Él Espíritu Santo nos provee
de poder, que es lo que necesitamos para vivir la vida cristiana victoriosa de
milagros, prodigios, dones, sabiduría de Dios y frutos que llenan todo nuestro
ser. Buscando su presencia con hambre, y estando enfocados en experimentar su
poderosa comunión, es que nos transformará a la imagen de Cristo. Nuestra mayor
fuente de poder es el Espíritu Santo, nuestro más grande aliado. Él nos habla
lo que el Padre y el Hijo dicen y nos trae el reino de Dios a nuestra vida. Tu
amistad con Él, producirá todo tipo de frutos gloriosos en ti, y que bendecirán
a muchos.
¡Gracia y Paz!
Esteban Correa
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