“Predica la Palabra, persiste
en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha
paciencia, sin dejar de enseñar” (2
Timoteo 4:2)
Nuestra mente pone ciertas
limitaciones que detienen nuestro crecimiento espiritual y congela los desafíos
para la obra de Dios. Muchos cristianos llevan años y años de permanencia en la
iglesia y solo han desarrollado el “don de la silla”. Permanecen estancados en el mismo
lugar como aguas de un pozo que se pudren.
La pregunta es ¿En qué
inviertes tu tiempo? Todo va a depender en que lo uses. Es urgente… muy urgente, predicar el evangelio para salvación
de personas que no le conocen.
Es urgente llevar La Palabra a
nuestros familiares, y a aquellos vecinos y familias que aún no le han recibido
el mensaje de las Buenas Nuevas de Jesús.
Nuestro tiempo será de
inversión si pasamos la mayor cantidad en las cosas de Dios, y no permanecemos distraídos
en las cosas del mundo, porque es tiempo perdido.
Tendremos un mayor
conocimiento de La Biblia y eso nos dará la confianza de salir de nuestra zona
de confort, para llevar “urgente…urgente” el mensaje de Esperanza y consuelo a
aquellas personas, que necesitan recibir su salvación eterna.
¡Gracia y Paz!
Pan de Vida
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