Dios perdona el pecado pero no nos libra de sus consecuencias
Desobedecer los mandamientos de Dios, es
pecado. Lo mismo da que conozcamos sus mandamientos, como
que no los conozcamos. Mayor pecado aún es que conozcamos sus mandamientos y
que nosotros no los obedezcamos.
El
pecado tiene consecuencias terrenales y
consecuencias eternas.
Si hay un sincero arrepentimiento, las consecuencias eternas nos son
quitadas, gracias al sacrificio redentor de Jesucristo en la cruz. En
cuanto a las consecuencias terrenales, no siempre nos son quitadas aunque nos
arrepintamos sinceramente.
Es bien conocido el caso del adulterio de
David. Aunque él se arrepintió sinceramente, las
consecuencias terrenales de su pecado lo persiguieron hasta el día de su
muerte.
(Leer: 2 Samuel 11:1-12).
No se hagan ilusiones los que desean jugar a
eso de “pecar
y arrepentirse”; aun
teniendo un arrepentimiento sincero, como quiera van a sufrir las
consecuencias de su pecado, aunque se crean mejores que David.
¡Gracia y Paz!
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