¿Sientes que ha disminuido tu pasión por el Señor? ¿Notas
que no hay el mismo fervor en tu corazón por las cosas de Dios? ¿No sientes
deseos de orar o de leer la Palabra de Dios? ¡Mucho cuidado con esa tendencia
hacia el endurecimiento y la indiferencia espiritual! Inmediatamente
arrodíllate, y pide al Señor que renueve en ti el fuego de su Espíritu, y que
su paz y su gozo te inunden. Y hazte el propósito de tener un tiempo diario en
el que leas la Biblia, y medites en ella, y te unas en espíritu de oración a tu
Padre celestial.
Hebreos 3:12-13
“Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros
haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo. Antes
exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque
ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado”.
ORACIÓN:
Bendito Señor y
Dios mío, te ruego que cuides mi corazón, y no permitas que se endurezca ni se
vuelva insensible a la voz de tu Espíritu. Ayúdame a permanecer cerca de ti
cada día de mi vida, adorándote, obedeciéndote y sirviéndote como tú mereces.
En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
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