EL PODER DE LOS ABRAZOS
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Fortalecen tu sistema inmune.
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Disminuyen la presión arterial.
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Relajan los músculos.
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Liberan la tensión.
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Incrementan tu confianza, elevan la serotonina,
fortaleciendo tu felicidad.
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Estimulan la oxigenación, te fortalecen.
¡Qué saludable son
los abrazos! Especialmente si estamos pasando por una situación difícil.
Hay situaciones complejos en la vida, en las que no existen palabras que
puedan tranquilizarnos y brindarnos calma y serenidad. En esos momentos, solo
una expresión sincera de cariño puede llenarnos de paz. Cuando atravesamos un
problema, un genuino abrazo, sirve como medicina que reaviva nuestro ánimo y
energiza nuestro espíritu. Nos recuerda, además, que no estamos solos y que hay
gente que camina con nosotros en medio de la adversidad.
Un abrazo, es una muestra de afecto, cariño y amor que
resucita la esperanza y le recuerda al que enfrenta una tormenta de la vida,
que hay que seguir luchando con la fe y la esperanza de que hay luz al final
del camino. En fin, un abrazo tiene la capacidad de hacer la diferencia entre
el espíritu angustiado y uno de paz; entre el corazón desesperanzado y uno
lleno de aliento y energía, entre una vida que ha perdido la esperanza y otra
que continúa luchando con coraje y determinación.
Dios se especializa en abrazos. La Biblia dice que Él nos
cubre con sus plumas para que allí encontremos refugio y protección (Salmos 91:4).
El Creador de los cielos y la tierra nos ama, y muestra su gran amor por medio
de su calor, su cariño, su presencia y su protección. Él nos abraza para que
nos sintamos seguros y confiados en medio de las complejidades de nuestra
existencia.
Si pasas por una adversidad recuerda que siempre contarás
con el calor y el cuidado divino, pero si eres tú quien encuentras alguna
persona que lucha con el dolor, la enfermedad o la necesidad… abrázala.
Pues, así como Dios te levanta con su abrazo tú tienes la capacidad de
hacer lo mismo por otro ser humano. Hay momentos que las palabras no hacen
ningún efecto, pero un fuerte abrazo puede hacer la diferencia.
¡Gracia y Paz!
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