El Rey David fue sometido a muchas pruebas y no fue
vencido. Escribió: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque
tú estarás conmigo” (Salmo 23:4). Al igual que a David nosotros tenemos
la promesa de la presencia de Dios, no importa lo que esté pasando a nuestro
alrededor.
Si ahora mismo Tú estás caminando en un “valle oscuro”,
debido a una crisis financiera, pérdida de un empleo, accidente, condición
médica grave, o a cualquier otra tragedia, párate sobre las inamovibles
promesas de Dios, y deja que Sus Palabras traigan seguridad a tu alma.
Estas cuatro promesas seguramente significaran muchísimo
para ti estos tiempos tan difíciles:
Nahúm 1:7
“El Señor es
bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían”.
“Dios es bueno,
todo el tiempo” Estas palabras se han convertido en un cliché religioso, pero
son una poderosa verdad, si la dejas que penetren en tu alma. Cuando
atravesamos tiempos oscuros, somos tentados a dudar de la bondad de Dios. No
dejes que el diablo te llene de dudas, ni que te diga que Dios ya te abandono;
corre a los brazos poderosos de Dios, y entrégate a Su fiel cuidado.
Juan 16:33
“Estas cosas os he hablado para que en mí
tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al
mundo”.
No importa por lo que estés pasando ni lo que el mundo te
depare. Jesús dijo que enfrentaríamos pruebas, pero esas palabras son seguidas
de una coma, no de un punto. Él nos llama a enfrentar nuestras dificultades con
fe. Él ya ha vencido al mundo y, sin lugar a dudas, vencerá cualquier problema
que pudiéramos enfrentar.
Filipenses 4:6-7
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de
gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Cuando enfrentamos una crisis, nuestra primera reacción
es preocuparnos. Pero el antídoto a la preocupación es la oración. Comparte tus
miedos y pensamientos ansiosos con Jesús, y deja que Su paz los invalide. Su
paz, te protegerá de la oscuridad de la desesperación.
Juan 11:25-26
“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree
en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree
en mí, no morirá eternamente”.
Esta es la fuente máxima de todo nuestro gozo. Deja que
las promesas de Dios te guíen, como señales de luz a través del “oscuro valle”.
Nuestro futuro es brillante al otro lado.
¡Gracia y Paz!
Lee Grady
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