Jesús dijo que “de la abundancia del corazón habla la
boca” (Mateo 12:34).
Basta con escuchar un solo sermón de estos predicadores
de la prosperidad para notar el poco énfasis en la Cruz de Cristo, la Justificación
por Fe, la Salvación por Gracia, la Santificación progresiva, la esperanza de
la gloria de Eterna, la disciplina de la iglesia, etc.
Si leemos las cartas apostólicas, lo que notaremos es que
su mensaje siempre termina por llevarnos a Cristo o a alguna verdad doctrinal
enseñada por Él. Por el contrario, los defensores de este falso evangelio solo
pueden hablar de lo que su corazón desea: bienes terrenales, riquezas
materiales, poder político y todo cuánto perece.
¡Dios nos guarde de caer en las garras de esos falsos
predicadores!
¡Gracia y Paz!
Jacobis Aldana.
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