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martes, 24 de marzo de 2015

¿QUÉ TAN FIRME ES TU FE?



¿QUÉ TAN FIRME ES TU FE?

Salmo 125:1
“Los que confían en el Señor son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre”.

La escritura de hoy dice que aquel que ha puesto su confianza en Dios es tan firme como ese monte. Él está afianzado en la Palabra de Dios y tiene seguridad absoluta en el amor que Dios tiene para él. La Biblia dice que absolutamente nada en este mundo “nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38-39). El creer esto de todo corazón es uno de los factores que determinan la firmeza de un creyente.

Pero algo muy importante que debemos tener en cuenta siempre es que nuestras propias fuerzas no son suficientes para mantenernos firmes en todas las circunstancias y resistir los ataques del diablo. Quizás en algún momento pensemos que estamos suficientemente firmes para resistir cualquier ataque del enemigo, pero si nos descuidamos en nuestra comunión con el Señor podemos debilitarnos espiritualmente y sin apenas darnos cuenta caer en alguna tentación. Y tendremos que sufrir las consecuencias de nuestra caída. Por eso Pablo advirtió a los cristianos de Corinto en su primera carta: “El que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12). En otras palabras, “No se descuiden; manténganse en constante contacto con el Señor”. La verdadera firmeza proviene del poder de Dios, y únicamente en él debemos fortalecernos. Solamente cuando nos vestimos de la poderosa armadura de Dios, podemos tener la seguridad de que permaneceremos firmes contra las trampas y los engaños de Satanás. Dice Efesios 6:10-11: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”.

A medida que escudriñemos la Palabra de Dios, y meditemos en ella y seamos obedientes, iremos creando un fundamento espiritual que nos hará permanecer firmes en las circunstancias más difíciles que se nos presenten. Seremos como aquel hombre prudente que edificó su casa sobre la roca, y cuando vinieron las lluvias, y los vientos, y los ríos crecieron, aquella casa no cayó, sino que permaneció firme (Mateo 7:24-25). Las pruebas son parte de la vida, todos hemos pasado o pasaremos a través de ellas. El enemigo está constantemente tratando de hacernos caer, y tanto en las pruebas como en las tentaciones, es nuestra fe lo que nos va a mantener firmes para resistir sus ataques. El apóstol Pedro nos da esta advertencia en su primera carta: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe” (1 Pedro 5:8-9).

¿Estás enfrentando una prueba en estos momentos? Ya sabes lo que tienes que hacer para mantenerte firme. Confía en Dios. Busca la fortaleza en su Palabra. Arrodíllate a orar. Alguien dijo: “Vivir de rodillas nos mantiene de pie”. Si te aprendes de esta enseñanza, y la pones en práctica, por fuerte que sea la tormenta que llegue a tu vida permanecerás firme como el monte de Sion.

ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, te ruego me ayudes a obedecer tu Palabra, y a buscar en ti la fortaleza que necesito para mantenerme firme en medio de la prueba, con la seguridad de que tú me darás la victoria. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!

Dios te Habla

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