domingo, 7 de diciembre de 2014

MANTENGÁMONOS VIGOROSOS Y VERDES



Mantengámonos vigorosos y verdes. Alejémonos de la ansiedad mental y llenemos nuestra jornada con alabanza expresada en oración; elevemos cada mañana cánticos de gratitud para colmarnos de alegría. Hacer esto nos saca de la angustia y reemplaza nuestra tristeza con cánticos de gozo ante la obra que nuestro amado está haciendo en nosotros.

«El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa del Señor, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes» (Salmo 92:12-14).

Las palmeras son símbolos de una imponente belleza y los cedros de una fortaleza inquebrantable. Estas deben de ser las características de aquellos que han sido «plantados en la casa del Señor». Sus raíces se extienden hasta la profundidad del amor inagotable de Dios.

¿Te sientes débil y seco? Permanece en la Palabra de Dios, arraigado y fundamentado en Cristo, y bebiendo de su amor y fidelidad. Entonces, al margen de la edad que tengas, darás fruto, y estarás vigoroso y verde.

¡Gracia y Paz!

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