Efesios 6:10
“Fortalézcanse con el gran poder del Señor”.
Satanás nunca está quieto; siempre está viendo cómo
amargarnos la vida; pero para no darle oportunidad, hay que resistirlo y estar
preparados para librar la batalla, fortalecernos en el Señor, y en el poder de
su fuerza. Debemos vestirnos de la Armadura de Dios, para poder estar firmes
contra las acechanzas del diablo, porque nuestra lucha no es contra sangre y
carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes (Efesios 6:10-12).
La batalla contra el enemigo no la vamos a librar si estamos
débiles y temerosos; es importante cobijarnos bajo la protección de Dios como
lo hacía David: “Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú
mantienes en alto mi cabeza!” (Salmo 3:3). Tenemos que reconocer que nuestra
fuerza es limitada, mientras que la de Dios es grande y poderosa. Es
incomparable la grandeza de su poder en favor de los que creemos y ese poder es
la fuerza grandiosa y eficaz (Efesios 1:19).
Solo el gran poder de Dios es la base de nuestra victoria
espiritual y solo así podremos salir vencedores en las tribulaciones que se nos
presenten día con día. Habrá momentos críticos en los que sentiremos desfallecer,
pero gloria a Dios que su poder se perfecciona en nuestra debilidad (2
Corintios 12:9).
Oración:
Gracias amado Dios por tu misericordia, reconozco mi
debilidad ante los problemas de mi vida cotidiana. Gracias por tu divina
gracia, gracias porque me has permitido conocerte y llenarme de tu presencia
para tener la fuerza y el poder que emanan de ti. Gracias por el poder de tu
Santo Espíritu. Fortalece mi Fe para tener la seguridad de que contigo soy más
que vencedor, en el nombre de Jesús, Amen.
¡Gracia y Paz!
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