Si buscamos el rostro del Señor en oración cada día de
nuestras vidas, si escudriñamos su santa palabra, meditamos en ella y la
aplicamos a nuestro diario vivir, el Espíritu Santo nos capacitará para
regocijarnos en todo tiempo, y aceptar la adversidad, el sufrimiento y la
tristeza con la seguridad de que será para nuestro bien, como nos afirma
Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Entonces
podremos decir como el salmista: “Este es el día que hizo el Señor; nos
gozaremos y alegraremos en él” (Salmo 118:24).
ORACIÓN:
Amoroso Padre, te doy gracias por tu fidelidad, no
importa cuáles sean las circunstancias que me rodeen en este momento. Por
favor, capacítame para disfrutar plenamente de este día, sabiendo que tú estás
conmigo siempre y que todo lo que me pase, redundará en bendición para mi vida
y la de mi familia. En el nombre de Jesús, Amén.
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